La primera de las conferencias del curso «El arte románico en Zamora» que organiza la Uned ha dejado una serie de conclusiones claras en torno a la recuperación del Castillo, cuyo espacio está al servicio de la ciudad desde el pasado mes de julio. Explicar la importancia de las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la fortaleza, unirla a otras igualmente relevantes llevadas desarrolladas en el recinto amurallado, contrastar los orígenes y la evolución histórica de la urbe y poner de manifiesto que, de no haberse empleado una inversión tan elevada, «probablemente» no se hubiera ejecutado una labor tan profunda son algunas de esas certezas.

Así se deduce de las palabras de Hortensia Larrén, que ha liderado un grupo de trabajo compuesto por los profesionales Luis Villanueva, Manuel Doval, Miguel Angel Martín, además de Leandro Sánchez e Ignacio Murillo. Hoy se sabe, con determinación, que la construcción del Castillo data del siglo XIII. Su estudio, desde el punto de vista arqueológico, ha finalizado. Ahora, como expresa Larrén, «sólo falta llevar a cabo la investigación de las conclusiones iniciales», tal y como explica la arqueóloga territorial de la Junta de Castilla y León.

t Una investigación necesaria. Las conclusiones que arrojan los trabajos desarrollados hasta la fecha precisan de «una investigación importante». Los datos que se tienen sobre la mesa en la actualidad son consecuencia de múltiples tareas, como explica el equipo técnico. «Lo que se ha hecho es todo el trabajo de campo, fotorrestitución de los paramentos, vaciado de archivos y fuentes escritas y pruebas analíticas sobre objetos, además de los informes finales, que se redactan en la actualidad». «Me gustaría insistir en que una intervención tan importante en el espacio y en el tiempo requiere de una dosis de investigación contrastada, fundamental para tener las conclusiones de una forma más concreta», añade Larrén, protagonista de la primera de las charlas del curso de la UNED.

t Argumento principal. Tal y como explica la arqueóloga responsable del proyecto del Castillo, las tareas llevadas a cabo han ayudado a ratificar otros datos que ya se conocían a través de trabajos desarrollados en el núcleo histórico de la ciudad. Ahora se conocen mejor «los momentos fundacionales de la ciudad en la temprana Edad del Bronce, con una ocupación en la época de la Edad del Hierro, vestigios cada vez más evidentes de época tardoantigua y estructuras y hallazgos materiales de clara cronología alto medieval».

t La sorpresa. Para Larrén, la principal sorpresa derivada de la investigación se refiere al «conjunto de estructuras defensivas que permanecían ocultas bajo los niveles de abandono y de los múltiples usos que tuvo el enclave desde su fundación». Asimismo, la arqueóloga insiste en que se trata de una labor que «se ha hecho con mucho entusiasmo, con dedicación y preocupación por parte de todos y gracias a la suerte de contar con una aportación económica importante».

Es más, Larrén sostiene que, de no haber contado con el apoyo económico con el que contaba el proyecto -la recuperación ha requerido una inversión cercana a los ocho millones de euros- «probablemente, los trabajos no se hubieran hecho de la misma forma».

t La clave. En todo el proceso de intervención de la ciudadela, la aparición de las torres en la liza se convirtió en «la clave» para profundizar en las tareas arqueológicas.

t Dónde nace la ciudad. El desarrollo de los trabajos de investigación en el Castillo han permitido reunir datos acerca de los orígenes de la ciudad. Sin embargo, las intervenciones que se han llevado a cabo en las últimas dos décadas ya habían ayudado a definir con seguridad la ocupación de la ciudad primitiva y del enclave anterior a la época medieval, Hierro y Premedieval. Lo que sí diferencia este trabajo del resto, a juicio de Larrén es que «se ha excavado más espacio y con más tiempo que en otros solares de los que no nos podemos olvidar».

Es preciso recordar, como advierte la arqueóloga, que «el núcleo de la ciudad es toda la almendra delimitada por el extremo del Castillo y la Costanilla de San Ildefonso, el asentamiento castreño por antonomasia, ubicado en un espacio estratégico y defendido por los ríos Duero y Valderaduey». Por lo tanto, la ciudad no nace en el Castillo, sino que forma parte de un territorio más amplio en el que fue fundada Zamora.

t Lo más curioso. «Una de las cosas más importantes para mí fue descubrir el espacio de la ciudadela a través de las puertas y portillos cerrados. La impresión es que al ir identificando esas entradas que no se conocían era como ir liberándolo para que respiraran unos muros defensivos que estaban demasiado constreñidos», reconoce la arqueóloga.

t Importancia del proyecto. A juicio del equipo de trabajo, el proyecto de la fortaleza medieval ha sido «muy importante, pero no más que otros». La clave radica en que ha permitido conocer el Castillo y «su contexto de abandono, de usos, de la fundación y de los momentos previos a este último hecho».

t Siglo XIII. El baile de datos que hasta la fecha se han podido escuchar acerca del momento concreto en el que se levantó el edificio ha llegado a su fin. «Con bastante seguridad, el Castillo es claramente del siglo XIII, lo que respondería a una de las primeras citas documentales con las que contamos», concluye la directora del proyecto.