Suele decir que llegó a la fotografía por casualidad: "No creo que naciera para ser fotógrafo", dice. Pero ahora, con 50 años de profesión y obra publicada en las mejores revistas del mundo, reconoce que la fotografía no sólo ha sido su pasión sino también una fascinante forma de vida. Vive en Vallvidrera, Barcelona, en una construcción de líneas austeras y discreta fachada que se adapta a la orografía del terreno. Obras de Miró, Tàpies, Fontana, Merz, Fautrier, Warhol€ y, por supuesto, Antoni Llena, amigo de la infancia, inundan de color las paredes blancas de la sala, el comedor, el dormitorio e incluso la cocina. Mobiliario minimalista y en el exterior un espléndido jardín bañado por el sol otoñal. No hay fotografías...