De par en par abrieron ayer sus puertas 22 monumentos de la ciudad en la primera "Noche Blanca" del patrimonio, que fue un éxito. La iniciativa, impulsada por el Ayuntamiento y las parroquias, sirvió para unir a grupos de amigos y familias de Toro que aprovecharon la oportunidad para redescubrir algunos monumentos que no se pueden admirar con asiduidad, aunque la "Noche Blanca" también sirvió para mostrar a numerosos turistas las joyas que atesora una ciudad plagada de arte e historia.

Durante dos horas de acceso libre, los participantes se dejaron seducir por la belleza de los 22 monumentos que ayer abrieron sus puertas, en su mayoría iglesias, aunque también pudieron admirar edificios civiles que se han convertido en un reclamo turístico, tales como la plaza de toros, el teatro Latorre, el Alcázar o el Hospital de la Cruz, entre otros. La tradición vitivinícola de Toro adquirió un protagonismo especial y fueron muchos los que optaron por visitar las bodegas del Consejo Regulador y el Ayuntamiento, e incluso, se llegaron a formar largas colas para acceder a su interior. La "Noche blanca" permitió también mostrar una parte del patrimonio menos accesible como los conventos, la sede de la cofradía de Jesús Nazareno o edificios particulares como la iglesia de San Agustín. Voluntarios y personal municipal atendieron a los visitantes.