"Nuestro monasterio quiere seguir siendo una vela encendida entre tanta oscuridad". Con estas palabras, la priora del" convento de Santa Sofía en Toro, Sor Mari Paz Martínez, dio la bienvenida a todos los toresanos que ayer quisieron acompañar a la comunidad religiosa de Canónigas Premostratenses en la clausura de los actos celebrados en los últimos meses para conmemorar los 700 años de vida ininterrumpida en el convento, aunque su presencia en la ciudad es anterior. Numerosos toresanos arroparon ayer a las religiosas en una efeméride muy especial para la que el convento organizó una eucaristía que fue presidida por el obispo de Zamora, Gregorio Martínez y concelebrada por el obispo de León, Julián López Martín; el obispo emérito de Orihuela-Alicante, Rafael Palmero Ramos o el Abad General de la Orden Premostratense, Thomas Handgrätinger, al margen de otros miembros de la congregación y un nutrido grupo de sacerdotes. Durante la homilía, el obispo de Zamora destacó que las religiosas que habitan el convento de Santa Sofía son "un ejemplo de comunión, al estilo de la primitiva comunidad cristiana que vivió en comunión de espíritu".

Además, remarcó que 700 años de vida ininterrumpida en el palacio que la reina María de Molina cedió a la congregación "son muchos", a la vez que remarcó la conveniencia de agradecer a las Sofías "el bien que hacéis a esta ciudad y a la Diócesis". El prelado cerró su alocución instando a los toresanos a que el convento de Las Sofías "sea querido y cuidado, como algo que pertenece a la esencia de vuestras vidas y del pueblo, y recordado por sus connotaciones históricas, espirituales y humanas". Una vez finalizada la misa, los numerosos toresanos que quisieron acompañar a las hermanas accedieron a uno de los patios del convento donde fue descubierta una placa conmemorativa. La abadesa del monasterio, acompañada por el alcalde, Tomás del Bien, fue la encargada de descubrir esta placa con la que el Ayuntamiento se sumó ayer a esta importante efeméride. Acto seguido, Natividad de la Torre, del grupo de teatro Zarabencia, ataviada como la reina María de Molina, recitó una poesía y entregó una llave simbólica a la abadesa, para rememorar la cesión de su palacio a la orden. La celebración concluyó con la actuación de que ofreció el grupo de bailes regionales "Tío Babú".

Esta efeméride fue inaugurada el 25 de septiembre del pasado año y, en los últimos meses, la comunidad ha organizado diferentes actos religiosos y culturales, con el fin de conmemorar los 700 años de su traslado al palacio que la reina María de Molina cedió a la congregación. La comunidad de Canónigas Premostratenses del Monasterio de Santa Sofía pertenece a la Orden Premonstratense, fundada por San Norberto en 1121 en el valle de Prémontré (Francia), para vivir como la primera comunidad de Jerusalén, poniéndolo todo en común. Esta comunidad habitó en primer lugar en el monasterio dúplice de San Miguel de Gros y en 1304 se trasladó a la casa de Santa Sofía, propiedad de los Premostratenses, en Pobladura de los Huertos, en la vega toresana. El riesgo que suponían las crecidas invernales del río Duero para las religiosas, propició que la reina María de Molina decidiera ceder a las religiosas su palacio en el que residen desde el año 1316 y, en Toro, son conocidas como las Sofías, porque Santa Sofía es la titular de la iglesia. En la actualidad, 18 hermanas habitan el monasterio y su carisma es la comunión y la vida comunitaria es su primer apostolado.