A pesar de que la Fundación no recibe fondos públicos, hace años encontró la fórmula para cumplir uno de sus fines prioritarios, contribuir a mantener el patrimonio toresano, con la organización y financiación de campañas de verano en las que participa la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid. En los últimos años, el centro ha recuperado, entre otras muchas obras, la imagen de la Virgen del Canto, las pinturas murales de la ermita de la patrona, distintas esculturas en piedra de la Colegiata, las pinturas murales de la iglesia del monasterio del Sancti Spiritus, piezas arqueológicas propiedad de la Fundación o los retablos de las iglesias del Santo Sepulcro y San Juan Bautista. Además, en los talleres del centro, se han recuperado otras muchas obras tratadas en los departamentos de documentos gráfico o arqueología, como grabados y estampas coloreadas o anillos y otros elementos metálicos.

La Fundación González Allende fue creada gracias al legado de Manuel Luis González Allende, nacido en Toro en 1778 y que falleció en Madrid en 1847. Su preocupación por la educación y la beneficencia llevó a González Allende a impulsar una Fundación en su ciudad natal, que se mantiene en la actualidad con los mismos objetivos. Creada en 1847, la Fundación acumulaba 16 años de inactividad cuando José Navarro Talegón se hizo cargo de la entidad y, desde entonces, ha cumplido su principal objetivo: dignificar el ingente patrimonio de Toro.