La ciudad de Toro ha perdido, en el último lustro, 435 habitantes, al pasar de un padrón conformado por 9.649 vecinos en 2011 a los 9.214 contabilizados el pasado año. La población cada vez más envejecida, la falta de oportunidades para los jóvenes que terminan sus estudios y que tienen que fijar su residencia en otras localidades para poder trabajar o el cierre de empresas como la fotovoltaica Pevafersa que, durante años, generó un elevado número de empleos directos e indirectos, podrían estar detrás de este descenso poblacional. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2015, de los 9.214 vecinos empadronados en la ciudad, 4.493 son hombres, mientras que la población femenina es más numerosa, un total de 4.721. En el año 2014, según este balance, el padrón de habitantes estaba conformado por un total de 9.305 vecinos, de los que más de 4.500 eran hombres y cerca de 4.800 féminas.

Hace tres años, la ciudad consiguió superar los 9.600 habitantes, con un total de 9.627 vecinos, 22 menos que en 2011. Aunque hace años, desde el Ayuntamiento se impulsó una campaña para fomentar el empadronamiento de personas que residen en Toro, finalmente las medidas adoptadas no dieron sus frutos y, en los últimos cinco años, la tendencia a la baja se ha mantenido y, en tan solo un año (2014-2015), la ciudad ha perdido 91 vecinos. En los últimos años, tan solo en las décadas de los 50 y los 60, la ciudad consiguió superar los 10.000 habitantes. Ante los datos que arroja el padrón del 2015, la celebración en Toro durante este año de la exposición de arte sacro Las Edades del Hombre, puede suponer un revulsivo para generar empleo y fijar población, siempre y cuando se cumplan las expectativas de creación de puestos de trabajo asociados a la muestra y a sectores prioritarios en la economía local como el de los servicios y el turístico. Del mismo modo, durante este año, si finalmente fructifica la operación de compra, la apertura por parte de la sociedad Grafen-Bull de las instalaciones de Pevafersa contribuirá a generar empleo y, por extensión, a fijar población en la localidad. Por otra parte, en la segunda localidad más importante de la comarca, Morales de Toro, en 2015 el padrón bajó por primera vez en los últimos años de los mil habitantes, con un total de 996, 116 menos que los contabilizados hace un lustro.