En las calles y plazas de la ciudad se respira desde ayer la esencia del Medievo. Un año más, el mercado medieval, organizado con motivo de la Fiesta de la Vendimia, se convertirá en uno de los atractivos principales de la celebración y, hasta el lunes, los toresanos y visitantes podrán recorrer 80 puestos de venta de distintos productos o una decena de tascas y disfrutar de los diferentes espectáculos de calle programados.

En la XV edición, la principal novedad del mercado medieval es que se ha ampliado, desde, el Espolón, pasando por La Colegiata, hasta otras plazas como Santa Marina o San Francisco, lo que supone, para el visitante, disfrutar de un agradable paseo en el que podrá realizar paradas para adquirir los diferentes productos o reponer fuerzas, a base de sabrosas viandas y vinos de la tierra, en las tascas.

Una edición más, la empresa Cristal y Fuego se ha encargado del montaje de este mercado medieval y, como confirmó uno de sus administradores, Fabián Pazos, este año, además de ampliarse el recinto, se ha incrementado la decoración de calles y plazas para que el recorrido resulte más atractivo para el visitante que, sin duda, se contagiará del espíritu medieval. En cuanto a los puestos de venta, Pazos confirmó que las personas que visiten el Mercado Medieval podrán adquirir una amplia variedad de alimentos y artículos realizados por artesanos de diferentes sectores.

Jabones, máscaras, figuras de vidrio, sacos térmicos, muñecos de animales que parecen cobrar vida, antiguos juguetes, abalorios, bisutería o cerámica, son algunos de los artículos que se comercializan en el mercado medieval. Panes de diferentes tamaños, pasteles o quesos también se pueden adquirir en los puestos dedicados a la alimentación, e incluso, los más golosos podrán degustar gominolas de gran tamaño.

Por otra parte, en la plaza de Santa Marina se ha instalado una exposición de antiguos aperos de labranza, aunque los visitantes también podrán admirar una muestra de reproducciones de espadas y de armaduras utilizadas por los nobles caballeros del Medievo. Los más pequeños podrán disfrutar, en la misma ubicación, de una ludoteca en la que descubrirán antiguos juegos de madera que pondrán a prueba su habilidad y destreza. Al margen de los puestos de venta y de los juegos, el público podrá iniciar o finalizar el recorrido en San Francisco, lugar elegido este año para la instalación de una decena de tascas en las que se pueden degustar sabrosas tapas, maridadas con vinos de Toro y con otras bebidas.

Para la nueva edición del mercado medieval, se han programado además numerosas actividades y talleres, con el fin de hacer más ameno el recorrido por el recinto y, sobre todo, para contagiar a los visitantes de un espíritu festivo. Así, las personas que hasta el lunes visiten Toro podrán disfrutar de un campamento que incluye talleres demostrativos, juegos tradicionales de tablero, equilibrio, laberintos, juegos de cuerda y puntería o un carrusel.

En la plaza de San Francisco, también podrán admirar una caravana de camellos y dromedarios, una reata de burritos y ponis o un grupo de ocas, además de una noria medieval.

Entre otros talleres, a lo largo del recorrido, el público podrá contemplar la destreza de artesanos de forja y acuñación de moneda, de carpintería en torno, de talla de madera con motosierra o de cerámica. La oferta de actividades se completa con espectáculos de calle que aportan ambiente, vistosidad y colorido al mercado medieval. Hasta el lunes, por las calles de la ciudad desfilarán juglares, zancudos, el gigante Satinpunqui, seres mitológicos o habilidosos lanzafuegos. La música folk y celta también sonará estos días en Toro y los espectáculos se completan con teatro de calle o de danza.