Una de las novedades de las Fiestas de San Agustín 2009 es el espectáculo ecuestre musical que tendrá lugar esta noche. Se trata de una exhibición, titulada «Nuestros aires», que aúna los caballos y el flamenco, que estará realizada por un grupo de profesionales del caballo que se llama «Sueño ecuestre». Dentro de este grupo se encuentran José Pérez Alfageme, director del Centro Ecuestre «Jaquetón», María de Mena, colaboradora de este Centro, Mariano Pérez, de Nava del Rey, Carlos Blanco, de Valladolid...

Ya son varios años los que llevan haciendo exhibiciones, «pero este año se nos ocurrió mezclar las exhibiciones de los caballos con una actuación de flamenco», comenta María de Mena. A lo largo de este espectáculo, el público podrá disfrutar de bailes, carruseles, doma vaquera, doma clásica, riendas largas... «hacemos un poco de todo porque queremos llegar al 99% del público que nos esté viendo». Bailan tres chicas con los caballos, como una sevillana, o el tango flamenco que baila María de Mena. Durante la doma vaquera hay un guitarrista sentado en el medio, Carlos Blanco, y el final del espectáculo está acompañado con cante.

Además de esta actuación en las Fiestas de Toro, el grupo «Sueño ecuestre» tiene más actuaciones previstas, puesto que ya estuvieron en Ataquines, el 28 harán su espectáculo en Pontevedra, el 30 en Asturias, el 6 de septiembre en Alaejos, el 19 y 20 otra vez en Asturias.

Dos de los miembros del grupo «Sueño ecuestre» pertenecen al Centro Ecuestre «Jaquetón», ubicado en la cercana localidad de Vezdemarbán. Uno de ellos es José Pérez Alfageme, su director, y la otra es María de Mena, que echa una mano a la hora de preparar caballos, aunque ella misma aclara que «de montar y domar se encarga José Pérez, quien cuenta con un trabajador, Carlos Palmero, para estas labores».

El director del Centro, José Pérez, lleva 25 años dedicándose al mundo de los caballos profesionalmente, y ha tenido varios caballos concursando en doma vaquera a nivel nacional, con caballos conocidos, que incluso han conseguido premios, como «Soleares», que ganó bastantes concursos hace un par de años, «Beduino», o «Martinete». En la actualidad está preparando otro par de caballos para concursar, «Empaque», cuyo dueño es de San Sebastián, y una yegua propia para sacarla el año que viene.

Hasta hace unos años, las instalaciones de este Centro se encontraban en el mismo pueblo, Vezdemarbán, pero ya hace año y medio que se inauguró una nave con 24 cuadras, o boxes, de forma que «todo está mejor organizado y más práctico», aclara De Mena, porque ahora cuentan con una pista interior, una pista exterior, un caminador eléctrico...

Este año el Centro ha abierto una página en internet, www.jaqueton.com, en la que se pueden encontrar los servicios que se ofrecen, fotos de potros en venta y de los caballos del Centro, las instalaciones, las pistas, así como un vídeo de las exhibiciones, que se va a poder ver muy pronto.

En el Centro «Jaquetón» se realizan diversas actividades, como dar paseos a caballo, con los animales que tienen allí. Además, se imparten clases de equitación, para lo que también se puede llevar un caballo propio, de forma que al alumno se le cobra un pupilaje. No obstante, su dedicación principal es la doma de caballos. De Mena explica que no se dedican a la cría de caballos, sino que compran potros de tres años, puesto que hay muchos a la venta, sobre todo anglo-árabes-franceses, que tienen muy buen carácter, por lo que «tienen muy buena aceptación».

En cuanto a los clientes, suelen ser de la zona de Toro, de Zamora o Valladolid, aunque también de Madrid, Bilbao y de San Sebastián.

Matiza De Mena que por esta zona hay mucha afición al caballo; «antes el caballo sólo servía para dar un paseo y de cualquier manera», apunta, «pero yo creo que cada vez la gente se preocupa más de ir bien, de que el caballo esté mejor domado, y de saber cómo ir o cómo hacerlo». Pero María de Mena explica que no sólo hay que enseñar al caballo, sino que también hay que enseñar al dueño a montar al caballo, «porque de nada vale domar un caballo si luego el dueño no sabe cómo sentarse o cómo mandarle».

Respecto a la doma, De Mena explica el proceso que se sigue con el animal. Cuando entra un caballo cerrero, que es aquél que nunca ha sido domado, José Pérez practica la doma racional, es decir, que se trata de jugar con la psicología del caballo, para conseguir en unos 45 minutos lo que antes se tardaba dos meses en lograr. Antes se domaba al caballo mediante vueltas, botes, ponerle la silla... pero con esta técnica nueva, en menos de una hora el caballo puede estar con la montura puesta y con el jinete subido. De Mena asegura que los resultados son «bastante buenos» porque «desde el primer momento el caballo te acepta», y así se evita el gran riesgo que suponían los botes que antes daba el animal cerrero cuando se le ponía la silla por primera vez. «Cuando él cede o te entiende, se le premia», puntualiza, «y cuando no, se le castiga, simplemente dándole un par de vueltas con la cuerda, pero nunca se le pega».

Del trote al galope: un proceso que requiere «echarle muchas horas»

El proceso de la doma requiere unos pasos concretos, de los cuales el primero es el trabajo a la cuerda, para que el caballo ande, trote, galope, obedezca la voz... con una tralla, que es un látigo provisto a su extremo de una cuerda que restalla. Cuando ya lleva la montura puesta, se le va poniendo un serretón y un filete en la boca, que es una embocadura pequeña en la que se colocan las riendas y la testera (adorno para la frente), que sirve para que los potros se acostumbren a recibir el bocado, o parte del freno que entra en la boca de la caballería. Poco a poco se le va cambiando el hierro y se le va estribando, siempre a la cuerda, subiendo primero sólo por un estribo, de forma que el jinete queda de pie, para luego pasar la pierna al otro, «es cuestión de echarle muchas horas». Al final llega un punto en el que la confianza del caballo hace que se le suelte la cuerda, para que comience poco a poco a obedecer; cuando el caballo asimila que al hacer lo que se le dice no se le castiga, al final aprende.

Todo este proceso se realiza en la pista interior, y en cuanto el caballo da la suficiente confianza como para que el jinete se suba, el dueño ya se puede empezar a subir, sobre todo para que él también vaya sintiendo confianza con el caballo.