Habla pausado, metido en su papel de actor o pintor. Mantiene interesantes silencios que culminan con frases rotundas. Jordi Mollà en estado puro habla de sus proyectos, su forma de actuar, y del futuro del cine. Es uno de los actores españoles más internacionales. Nominado cinco veces al Goya, cree que ya es mejor que no se lo den. Tras "Crónicas de Riddick" repite papel de malvado en "Criminal".

-¿De qué no quiere hablar?

-Del Estatut catalán, de la crisis, sobre qué opino de los comentarios de mi amigo Javier Bardem y Pénelope Cruz y de nada que no tenga que ver con lo que hago.

-Usted se ha autocalificado como un actor permeable y multidisciplinar. ¿Se atreve con todo?

-Sé perfectamente qué puedo hacer y qué no. Puedo con lo que sé que puedo y lo que no, es un "no" ro-tundo. Eso hace que selectivamente sea más rápido. Algunas veces me han preguntado en una película: ¿Sabes hacer esto? Y he dicho: "No, busque un doble". Hay cosas simples que no sé hacer como colgar un cuadro, pero sé hacer un cuadro.

-¿De sus facetas como actor, director, escritor y pintor, cuál mantiene más activa?

-Lo llevo todo en paralelo porque estoy escribiendo un guión, pintando y estudiando un guion en el iPhone, cosa complicada, pero he descubierto que el ojo se fija más en lo concreto. Hay que aprender de todo y es interesante.

-Hábleme de ese guion tan particular del iPhone...

-Es una película del director Ariel Vromen que vamos a hacer con Gary Oldman, Kevin Costner, Tommy Lee Jones, Eric Bana y Ryan Reynolds, entre otros, donde hago el papel de malo, como es normal. Se llama "Criminal".

-¿Hollywood le ha encasillado en ese papel de malvado?

-Todo Hollywood está encasillado: Tom Cruise hace de Tom Cruise, lo mismo que Johnny Depp. Así funciona el mercado, te puedes salir un poco de lo establecido pero tiende a llevarte al mismo lugar.

-¿Le ha cogido el gusto a trabajar en películas americanas?

-Me gusta hacer cosas diferentes. No todo tiene que ser Hollywood, sería muy aburrido. Este año he rodado una película en Atlanta, otra en Italia, ahora en Londres, aunque sea un filme americano. Me gusta cambiar, me encanta rodar en Italia porque es otra historia y en España, pero no hay manera de que me ofrezcan algo aquí, aunque creo que el año que viene me va a pasar algo interesante en España.

-¿Necesitamos una nueva Ley de cine en España, similar a la de Francia o Italia?

-No conozco las leyes que se están tramitando, pero me dan miedo las que puedan venir porque ya dan pánico las que hay.

-¿La libertad de acción es importante para dirigir películas?

-Hay una cosa que se llama historia que es una tocada de huevos porque tiene que tener sentido, aunque a mí me gustaría hacer una película donde la historia no fuera lo importante. Esto coarta la libertad como escritor de guiones y, en el caso del director, va a la par. A veces intento que nadie sepa lo que estoy haciendo porque así soy libre. No respondiendo a las preguntas de un productor creas una parcela de libertad. Ni el productor, ni el equipo tienen que saber lo que pasa por la cabeza del director.

-¿Es libre a la hora de actuar?

-Como actor se complica más porque un actor es un intérprete, le dan una partitura para que toque algo concreto, no puede tocar lo que quiera. Solo eres libre en esa parcela y tienes que tratar de ser lo más dinámico que puedas. Mi grandísimo amigo, el director Bigas Lunas, estaba totalmente en contra de la improvisación o de añadir algo. No lo permite porque lo que hay es lo que es, y tienes que jugar allí.

-¿Se reserva una parte del personaje abstrayéndose del guion ?

-Sí, porque nadie sabe lo que estoy pensando. Es el único sitio y momento que soy libre. Cuando dicen "acción" sé que tengo que decir unas frases pero el cómo las voy a interpretar, solo lo sé yo y la cámara.

-¿Le gusta enamorar a la cámara o tampoco se fía de ella?

-De lo único de lo que me fío de verdad en una película es de la cámara. Si no veo la cámara y solo personas entro en pánico. Cuando la diviso siento que es como una especie de amiga, solo ella sabe lo que estoy pensando. Soy súper cómplice de la cámara.

-¿Supongo que a la hora de pintar sí es realmente libre?

-Soy bastante libre de momento.

-¿Conseguir un Goya le quita el sueño o le cambiaría algo?

-He estado cinco veces nominado a los Goya y creo que ya es mejor que no me lo den. Los premios nos dan gusto y nos halagan, pero no creo que sea la meta real de un actor, aunque sea Leonardo DiCaprio.

-¿La interpretación debe estar sujeta a la fisionomía?

-Soy un actor que ha cambiado mucho de aspecto pero siempre con trucos, no transformando mi cuerpo, ni siquiera me he tenido que depilar para una película, eso sería lo máximo a lo que llegaría, por si tengo que hacer de chica o de travesti, cosa que estuve a punto de hacer con Pedro Almodóvar en "La mala educación", que al final no salió.

-¿Por qué ese miedo actual de los actores a hablar de sus proyectos o ideas hasta que no está firmado?

-No se si debo decirte esto. Me han mandado el guion de una película que parecía provenir de la CIA. Por Internet, todo con passwords y cosas a las que nadie puede acceder. De hecho solo puedo hacerlo una vez y, si cierro la página, ya no puedo retomarlo. Todo es ahora supersecreto.

-Ha trabajado con Tom Cruise en "Noche y Día" y con otros grandes actores. ¿Con qué parte se queda de esa experiencia cinematográfica?

-"El cónsul de Sodoma", en la que interpreto al poeta Jaime Gil de Biedma es una película que me llegó muy dentro. Jaime se convirtió en un amigo que nunca conocí pero al que, al final, parecía conocer. Mis películas preferidas son todas españolas.

-¿Cómo ve el futuro del cine?

"Los contenidos de las películas serán siempre necesarios y los actores también. Confío en que toda esta familia de redes sociales se acabará calmando un poco. No tengo 18 años para evaluarlo porque la tecnología va muy rápido, pero vamos detrás de un megaboom calculado y planificado, que tendrá que tener un equilibrio.