La Santa Sede ha anunciado que los turistas que visiten la Capilla Sixtina los próximos años serán limpiados, desempolvados y enfriados con el fin de proteger los frescos pintados en ella por Miguel Ángel hace quinientos años, y que corren grave peligro a causa de su propio éxito, según asegura en una entrevista al «Corriere della Sera» Antonio Paolucci, director de los Museos Vaticanos.

El constante aumento de turistas, que llegan a los cinco millones al año, con una media de 20.000 visitantes cada día, están causando graves daños en los frescos de la Capilla porque van cargados de polvo y además su presencia altera peligrosamente la temperatura de la sala. Para tratar de solventar el problema, el Vaticano tiene previsto instalar a comienzos de año en la entrada de la Capilla Sixtina unas alfombras especiales para limpiar los zapatos a los visitantes y unos potentes aspiradores que absorban las peligrosas partículas de polvo de la ropa. Además los turistas pasarán por una sala en la que se les reducirán la temperatura corporal y el índice de humedad. «Porque polvo, temperatura, humedad y anhídrido carbónico son los grandes enemigos de los frescos», explicó el director de los Museos Vaticanos.

El número de visitantes de la Capilla Sixtina se ha duplicado en los últimos veinte años y por ello el objetivo de la Santa Sede es proteger en la mayor medida posible su patrimonio sin que turistas de todo el mundo puedan dejar de disfrutarlo.

Dentro del proceso de renovación de los Museos Vaticanos se abrirá una nueva fototeca con más de un millón de imágenes, se renovará la iluminación y se creará una Capilla Sixtina virtual con proyecciones a gran tamaño de los frescos de Miguel Ángel.

«Este tour virtual no pretende ser una sustitución del real, sino que ayudará a entender al visitante las escenas pintadas en el fresco situándolas en el tiempo en la historia, en la doctrina que las creó, con su completo significado», explicó el director.

En los últimos años se han realizado numerosas renovaciones en los Museos Vaticanos para acercarlos al público. Así se han creado nuevos itinerarios, se han inaugurado las visitas nocturnas, se han colocado subtítulos junto a las obras y se ha ampliado el número de lenguas en que se pueden emplear las audioguías. La capilla fue construida en 1484 para el papa Sixto IV, a quien le debe el nombre, pero fue Julio II quien encargó al maestro toscano Miguel Ángel Buonarroti su decoración (1508-1512).

El papa Julio II inauguró con una solemne misa los frescos en el día de las Vísperas de la Festividad de Todos los Santos, el 31 de octubre de 1512. Los frescos representan nueve escenas del libro del Génesis como «Creación de la luz», el «Pecado Original» y el «Diluvio Universal». Miguel Ángel regresó casi 20 años después, con 59 años, para realizar el Juicio Final en la pared del altar, por encargo de Clemente VII, tema elegido como advertencia a los católicos para que se sometieran durante la Reforma que se extendía por Europa.