El seminarista mayor Juan José Carbajo Cobos entrelazó lo personal y lo común, lo sentimental y lo racional, lo religioso y lo profano en su pregón de las Angustias ayer en la iglesia de San Vicente, donde también tocó un dúo de trompeta y órgano.

El hermano de la cofradía empezó su alocución declamando un poema propio dedicado a Nuestra Madre, para luego articular su intervención en diez palabras que un niño dice a su madre, como diez son las cuentas de las avemarías de cada uno de los misterios del rosario, y cerrar cada capítulo con versos.

Este estudiante de Derecho Canónico y graduado en Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, que dedicó el pregón a las madres del mundo porque "solo una madre es capaz de hacer suyos los sentimientos de Nuestra Madre", comenzó con la palabra Mamá, con la que honró los muchos esfuerzos que hacen las progenitoras por sus vástagos. Le siguió Hijo, palabra unida siempre a madre "al igual que lo esculpiera un día en esta bendita imagen de nuestro querido Don Ramón" dijo el pregonero que hizo referencia a "hermano porque madre, hijo y hermanos es sinónimo de mi cofradía del alma, de nuestra cofradía, la que cada Viernes Santo sale a la calle cuando ha anochecido en la ciudad y en el corazón de la madre", expresó el semanasantero que pertenece a Vía Crucis, Tercera Caída, Jesús Nazareno y Resurrección y desde hace diez años a Nuestra Madre a la que se apuntó con sus amigos.

"Cimiento" fue la tercera cuenta, dedicada a la madre "roca firme de la casa". "Esperanza" protagonizó el cuarto apartado, mientras que el quinto avemaría abordó Soledad, un pasaje en el que el pregonero instó a orar ante la imagen. "Nuestra Madre de las Angustias es eterna compañía", sentenció. La madre es Comprensión, sexto avemaría. "Nuestra Madre comprende que nos rebelemos contra Dios cuando algo se tuerce y también es fuente de amistad", dijo. También tuvo cabida la palabra Silencio, "impresionante en la noche del Viernes Santo", afirmó Carbajo. La octava cuenta del misterio correspondió a Entrega, "resumen de la vida de una madre" que Juan José Carbajo enlazó, como últimas cuentas, con Muerte y Vida, dos palabras antagónicas, pero "que siempre van seguidas".

El pregón supuso el preámbulo del novenario en honor a Nuestra Madre que comienza hoy en San Vicente.