Es la única imagen de la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla que no calcinaron las llamas en el trágico incendio que hace 60 años, el 13 de abril de 1957, destruyó la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina y las tallas de la hermandad que albergaba en su interior. Por este motivo, los toresanos profesan una especial devoción al Santo Ecce Homo que ayer, volvió a ser el centro de todas las miradas en su traslado procesional, desde el Real Monasterio de Santa Clara hasta la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina.

Las agradables temperaturas propiciaron que numerosos toresanos se congregaran en las inmediaciones del Monasterio para revivir la salida de este traslado que fue organizado por primera en 1988 y que, en pocos años, se ha convertido en una de las estampas más singulares de cuantas se pueden admirar en la Semana Santa de Toro. Como manda la tradición, minutos antes de iniciarse el recorrido, los abades en ejercicio de las cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla solicitaron a las reverendas madres clarisas permiso para que la imagen pudiera abandonar la iglesia e iniciara su lento discurrir por las calles de Toro, en las que esperaban numerosos toresanos para reencontrarse con su venerado Ecce Homo. Acto seguido, los hermanos escribanos solicitaron a los abades en ejercicio permiso para organizar la procesión, ante la atenta mirada de las religiosas que, apostadas detrás de una rejilla, despidieron con sus cánticos a la imagen.

Al ritmo de las marchas interpretadas por los músicos de la Banda La Lira, los cargadores de los tres pasos que procesionan en este desfile, el Santo Ecce Homo, el Cristo del Perdón y la Cruz Desnuda adornada con sudario de encaje, abandonaron la iglesia del Monasterio para, en perfecto orden, iniciar su recorrido por las calles de la ciudad. En pocos minutos, el desfile completó la corta distancia que separa el convento de la plaza de San Julián de los Caballeros donde, pacientemente, esperaba la Virgen de los Dolores para incorporarse al traslado. La procesión continuó por la calle El Sol, plaza de Santa Marina, Puerta del Mercado, Plaza Mayor, plaza Bollos de Hito, San Lorenzo y calle Rejadorada, para afrontar el último tramo por la Rúa de Santa Catalina, donde se encuentra ubicada la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, sede de la cofradía y en la que las imágenes permanecerán hasta el Viernes Santo cuando volverán a recorrer las calles de Toro en una de las procesiones más singulares y de mayor duración de cuantas se organizan con motivo de la Pasión. La imagen del Santo Ecce Homo, del siglo XVII y de autor anónimo, es uno de los símbolos de la Semana Santa de Toro y representa a Cristo atado a la columna cuando, después de ser azotado, muestra el escorzo de su espalda doblegada por el dolor. De esta imagen impresiona su serena y clara mirada con la que parece buscar a sus agresores para perdonarlos. La cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla celebrará hoy, a las 19.00 horas, el tradicional acto de "Vestir Santos" en su sede, y a continuación los abades en ejercicio, obsequiarán a los "viejos" con el tradicional bacalao.