En un par de meses se van a cumplir veinticinco años de mi pase a la situación de Reserva Activa como oficial de la Guardia Civil, recién finalizada la denominada "Operación Nécora" diseñada por el Gabinete del Ministerio del Interior del entonces presidente, Felipe González, para combatir el "narcotráfico de las Rías Baixas", nada que tenga que ver con el resto de Galicia, como erróneamente se viene denominando en los medios de comunicación. El área preferida para introducir la mercancía clandestinamente era la ría de Arousa y la zona comprendida entre Bayona y la desembocadura del río Miño.

A mediados de la década que transcurre entre 1980 y1990 el Servicio de Información de la Guardia Civil de la comandancia de Pontevedra había reunido suficiente información sobre la reconversión de las redes del tráfico ilegal de tabaco que operaban en las Rías Bajas al tráfico clandestino de drogas, fundamentalmente cocaína y hachís. El plan de narcotráfico de las Rías estaba diseñado en colaboración con las redes de México y Colombia, principalmente, lideradas por el capo colombiano, Pablo Escobar Gaviría, muerto el 2 de diciembre de 1993 en Medellín Antioquia, en un enfrentamiento con los Cuerpos de Seguridad de Colombia. El plan consistía en tomar la comarca gallega como plataforma para introducir las drogas procedentes de Sudamérica en toda Europa.

Cuando se diseñó la Operación Nécora en 1988, operaban entorno a la ría de Arosa y la desembocadura del río Miño, Laureano Ubiña que vivía en un pazo valorado entonces en unos dos mil millones de pesetas; a Sito Miñanco la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra le asignaba unos ingresos por tráfico de drogas de unos cinco mil millones, de las antiguas, pesetas anuales con unos gastos aproximados de unos dos mil millones de pesetas; la familia Charlín-Gama tenía en la isla de Arosa una mansión en la que, entre otras excentricidades, habían construido una piscina con el fondo de cristal para ver a los nadadores desde el salón de la casa que estaba debajo. El clan de los Caneos hacía exhibiciones de nuevo rico del mismo estilo.

Para que los servicios regulares de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra, que fue la encargada de llevar el servicio específico contra el tráfico ilegal, no se vieran alterados, primero el ministro del Interior José Barrionuevo y después José Luis Corcuera, ambos del Gobierno socialista de Felipe González, pusieron a su disposición todos los medios que le fueron requeridos.

En el servicio colaboró también el Cuerpo Nacional de Policía, el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA), la Marina de Guerra (El Servicio de Vigilancia Marítima de la Guardia Civil se creó posteriormente) y los Servicios de Información Centrales. La parte más visible y espectacular fue encomendada al Grupo Rural de Seguridad número 6 con sede en la Virgen del Camino (León) cuya unidad estaba bajo mi mando. En periodos alternativos estuvimos desplazados en la comarca de la Rías Bajas unos dos años.

Todo el dispositivo del servicio estaba coordinado por el "Mando Único", un jefe de la Guardia Civil que muy pocos mandos conocían su identidad. Yo lo supe dos años después de estar en la Reserva que asistí a un juicio en Vigo por los Sucesos de Cangas de Morrazo, cuando finalizó el juicio aquel Jefe me invitó a comer y me reveló el secreto también guardado por los pocos que lo conocían. Durante los dos años que estuve desplazado allí había mantenido con él infinidad de conversaciones sobre la problemática de los servicios, nunca dijo algo que me hiciera sospechar que cuando yo a las tres de la mañana, o en cualquier otro momento decidía modificar instantáneamente un servicio, previamente aprobado por su reducido equipo, fuera a él a quien yo se lo comunicaba.

Pero a lo que iba del tema del secuestro del libro titulado Fariña, escrito por el periodista Nacho Carretero, sobre el que se anuncia que se ha filmado una serie de televisión que se va a emitir próximamente. Yo no lo he leído, ni tenía noticia hasta ahora de que se hubiese publicado, debe ser muy grave lo que se dice para que sea retirado de las librerías y que no se siga editando, aunque me parece que estos exabruptos van a contribuir a que el libro se venda más y a que la serie tenga éxito. No sé quién es quién en la historia del secuestro pero a mí me parece un buen montaje, lo digo por lo siguiente:

Inmediatamente de mi pase a la reserva solicité del Director General de la Guardia Civil, Luis Roldán Ibañez, y ya desarticulados los clanes del tráfico clandestino de drogas de las Rías Bajas, autorización para entrevistarme con todo el personal de la Guardia Civil, incluidos Jefes y Oficiales que hubiesen tenido participación en los servicios de la Nécora y una carta de recomendación para dirigirme a otras autoridades y Cuerpos de Seguridad, todo me fue concedido.

Nuevamente volví a Pontevedra, en aquella ocasión con una misión completamente diferente a la que había tenido durante los dos anteriores últimos años, regresé cargado con una abundante documentación elaborada sobre la experiencia de tanta gente y con unas cuantas carpetas de recortes de la prensa de la época (todavía conservo). Enseguida me puse a escribir un libro que titulé "Operación Nécora", cuando lo terminé lo envié a una editorial que entonces hacía propaganda de publicar libros de actualidad, pocos días después de recibir el original me llamaron por teléfono, las dos primeras preguntas fueron para identificarme como el autor, la tercera para saber si tenía a mi disposición algún periódico de tirada nacional, alguna emisora de radio o de televisión, les contesté que sólo colaboraba en un periódico provincial como columnista, unos días después me devolvieron el original. No les importaba que el libro, escrito en forma de reportaje tuviera interés para la sociedad, sólo era la venta de muchos ejemplares siempre que otro medio les hiciera la propaganda.

No soy nadie para dar consejos y menos al señor Ministro del Interior de España, Juan Ignacio Zoido, pero haría bien en sacar los papeles que debe conservar en su Ministerio sobre el narcotráfico en las Rías Bajas para atajar el mismo problema en el Campo de Gibraltar. En Pontevedra no se llevaron a ningún delincuente del hospital ni robaron embarcaciones ni camionetas de los depósitos de los Juzgados, el coche de Sito estuvo depositado en el Cuartel de la Guardia Civil de Villagarcía de Arousa y Sito decía que le había costado cuarenta millones de las antiguas pesetas aunque presumía de dinero para comprar cuantos coches le diera la gana. Yo estuve dentro de él porque quería saber que sistema tenía para interceptar nuestras comunicaciones. Verdaderamente era muy sofisticado.