Tan alejado de la realidad vive Rajoy que pide el hombre que la gente deje de depender de las pensiones y se prepare para la jubilación a base de ahorrar. Desde el PSOE, le ha recordado Pedro Sánchez lo de los sobresueldos denunciados por Bárcenas. Ejem, ejem. Pero aunque no sea así, es incomprensible o es una burla - como la subida del 0,25 por ciento a los pensionistas - pedir que ahorren a millones de españoles que apenas llegan a fin de mes con sus percepciones, en una sociedad que casi en su tercera parte se halla al borde de la pobreza.

Aquí los únicos que pueden ahorrar son los que viven de la política. El Gobierno no ahorra, ni ahorran los gobiernillos autonómicos, ni sus entes y organismos duplicados e inútiles, ni ninguna de las administraciones públicas que dilapidan el dinero de los contribuyentes. El Congreso gastó el año pasado casi cinco millones de euros en viajes de los diputados, y el Senado, más de tres millones. La mayoría de ese dineral corresponde al pago de la ida y vuelta a Madrid, pese a que muchos de los parlamentarios tienen residencia en Madrid, aunque sean electos por otras provincias. Para 2018 hay presupuestados en la cámara baja 87 millones, en los que se incluye una subida del 1,5 por ciento de las percepciones.

El miedo a Cs, ganador en las encuestas de intención de voto, por otra parte, va a forzar a Rajoy a tratar de tomar las riendas de una nación, sumida, desde la rebelión de Cataluña, en un letargo solo roto por los cánticos celestiales de la propaganda gubernamental, cánticos macroeconómicos, por supuesto, pues otra cosa no pueden ser. Las cuentas del Estado, lo primero, a costa de pagar lo que sea por los votos de apoyo del PNV. Y luego, la reforma electoral que esquiva, y la reforma de las pensiones, y la reforma laboral necesaria, y tantos otros temas pendientes. La vida sigue y las cosas son como son. En Zamora, sin ir más lejos, resulta que estamos igual que estábamos en 2012 cuando la crisis era mas aguda: los mismos parados de entonces, pero con menos cotizantes a la Seguridad Social. Y con un 40 por ciento de los pensionistas cobrando menos de 700 euros al mes, cuando el umbral de la pobreza se fija en 674 euros mensuales. Y con la provincia despoblándose día a día. Menudo panorama de futuro.

Por lo pronto, y aunque sea un tópico se anuncia una primavera caliente por parte de Podemos, otros que viven fuera de la realidad, y que deben pensarse que esto es Venezuela o Bolivia o Túnez, y que la gente, su gente, se lanzará a la calle con la biblia del neomarxismo en la mano para la conquista del poder. Airean las pensiones, las reivindicaciones de género y feministas, los salarios, la renta básica para los necesitados, y más, pero siguen sin decir de donde sacarían el dinero para ello, si bien se supone, dada su contumacia y escasa imaginación, que de los bancos y los ricos. Porque de suprimir cargos políticos, de limitar las autonomías, de cerrar entidades públicas, de tantas cosas de las que se podía ahorrar, de eso no dicen nada. Para disfrutarlo alguna vez, si pueden. En el fondo, toda la movida se debe al pánico de las encuestas, que apenas si les vaticinan unos 40 escaños en elecciones venideras.