Alrededor del 25 por ciento de las defunciones de jóvenes de entre 20 y 30 años, que ocurren en nuestro país, se deben directa o indirectamente al alcohol, según la sociedad científica Socidrogalcohol, en su informe "Alcohol, una amistad peligrosa", presentado en la Asociación de la Prensa de Madrid, en febrero de 2018 y realizado en conjunto con la Confederación de Alcohólicos, la de Adictos en Rehabilitación y Familiares en España (CAARFE) y los laboratorios farmacológicos Lundbeck.

Las estadísticas apuntan que en España 25.000 personas mueren cada año por consumo de alcohol, de las cuales el 70 por ciento son hombres y el 30 por ciento mujeres. Y el alcohol aparece relacionado con más de 60 tipos de enfermedades, entre otras el cáncer, las enfermedades hepáticas, diabetes tipo 2, cardiovasculares y los trastornos psiquiátricos.

Se considera que una persona tiene un consumo de riesgo cuando, en el caso de los hombres, bebe más de 3 unidades alcohólicas diarias (o más de 21 a la semana) o más de 2 (o 14 a la semana) en el caso de las mujeres. Y se entiende por "unidad alcohólica" a un vaso de vino, una cerveza, un vermut, un chupito de licor de 40º, o similares.

Según dichos estudios, parece claro que el 12 por ciento de todos los cánceres tienen una relación directa con el consumo de alcohol. Por ejemplo: el cáncer de intestino aumenta hasta un 23 por ciento y el de mama aumenta un 7 por ciento cuando se consumen más de 20 gramos (2 -3 "unidades alcohólicas") diarios de alcohol, en comparación con la población cuyo consumo es moderado o nulo. Además la bebida excesiva multiplica por tres el riesgo de aparición de depresión mayor. Por otro lado, el 17 por ciento de los accidentes de tráfico y el 30 % de las muertes en carretera tienen que ver con el exceso alcohólico.

Solo el 20% de los casos de uso perjudicial de alcohol está diagnosticado, porque aunque hay pruebas diagnósticas para su detección, también hay dificultades para derivar desde la Atención Primaria a los servicios especializados.

El presidente de CAARFE, Ángel Jiménez, manifiesta que ese paso a los especialistas es lo que le ayudó a rehabilitarse. "Pensaba que controlaba hasta que me dio una pancreatitis. Quise salir de mi problema con el alcohol pero necesitaba ayuda y la encontré en los servicios de Atención Primaria y en mi familia, algo que es importantísimo para poder superarlo", manifestó. "El alcohol me quitó todo. Empecé a beber a los 13-14 años, a los 25 tuve consumo más continuado y a los 35 ya tenía una dependencia. En ese momento tenía ya a mis dos hijas y llegué al punto de no valorar a mi familia y de perder mi personalidad. Afortunadamente puedo decir que, pasados 15 años, me he rehabilitado aunque sepa que tengo esta enfermedad crónica y que en cualquier momento se puede tener una recaída", manifestó, para insistir en la necesidad de que entre todos se detecte a los pacientes, se les trate y se les ayude a volver a la vida social.

Ángel García Prieto