Del latín eurythmia. Se conoce como euritmia al hecho de moverse de modo armonioso y buscando la belleza. Será este concepto que, en arquitectura, se toma en cuenta para la composición urbanística.

Ya lo debían conocer en 1767 cuando la Corporación Municipal acordó cerrar con puerta una calleja sin salida, llamada la Bollonera, que tenía entrada por la calle de la Reina, acordando también hacer desaparecer en cuanto fuera posible otras muchas callejas semejantes, y rinconadas que afeaban la ciudad.

Las Ordenanzas Municipales del Ayuntamiento de Zamora, promulgadas en diciembre de 1888, en el capítulo que dedicaban a policía de construcciones, ornato y alineaciones, establecía en el artículo 287, de las fachadas en relación con las vía públicas, que "deberán guardar la simetría y euritmia que el ornato requiera" ; concretando que los propietarios de las casas están obligados a conservar las fachadas en buen estado, tanto respecto de los revoques, como de las pinturas de los muros y barnices de las puertas y ventanas. Pienso que, pese a la antigüedad de esta norma, continuará vigente la obligatoriedad de conservar las fachadas en buen estado.

Decían aquellas ordenanzas: "Cuando se observase en algunos edificios la falta de estos requisitos, se invitará a su dueño o encargado para que en un plazo breve que se le señale, renueve la pintura o revoque, previniéndole que en otro caso lo ejecutará el Ayuntamiento a costa de aquél, y así se procederá transcurrido que sea dicho plazo sin verificarlo el interesado." Continúa la Norma indicando que la pintura de las fachadas y de las puertas y ventanas debe ser uniforme en toda la extensión de la fachada, aún en caso de que la propiedad del muro pertenezca a dos o más condueños.

Las ordenanzas municipales, con la necesaria actualización que impone el transcurso del tiempo, deben ser aplicadas, sin distinción de la persona o personas responsables de la conservación del edificio.

Hace más de un mes, en una céntrica calle zamorana se produjo un desprendimiento de alguno de los elementos de la fachada, lo que dio lugar a la intervención de los bomberos, que remataron la caída de escombros y dejaron el espacio afectado cercado con cintas para evitar el peligro del paso de personas por el lugar. Los escombros permanecieron en la zona acotada más de una semana, y las cintas de precaución continuaron cortando el paso alguna semana más, pero los desperfectos de la fachada continúan a la vista.

¿Qué pasa, que no pasa nada? Hasta que pase algo.