No todos los considerados constitucionalistas catalanes lo son de verdad. Ante la aplicación del 155 hubo mucho cambio interesado y mucha orden que seguir para no cabrear al personal y tratar de conseguir apoyos de cuantos siguen pensando que aquello fue una locura, que aquello fue una irracionalidad, que aquello fue un delito de sedición y que España no tiene porqué desintegrarse, lo diga quien lo diga y menos un paranoico descerebrado como Puigdemont.

Quien siempre ha jugado y juega a la ambigüedad es Miquel Iceta. El aspirante del PSC a presidir la Generalitat va y viene con una facilidad de vértigo. Es poco fiable y poco creíble. Lo que dice hoy no lo piensa mañana. Y lo que piensa mañana no lo sostiene al día siguiente. Después de poner de vuelta y media a los sediciosos, posiblemente para contentar al aparato de Ferraz, ha dado un importante giro avisando a propios y extraños. Si llega a presidir la Generalitat pedirá "el indulto para los ex consellers y líderes de la ANC y Omnium si son condenados". Pedirá el indulto para gente que está fuera de la ley, animando con su proceder a otros. Que nadie crea que en Cataluña los constitucionalistas conseguirán algo, puesto que con Iceta, sin duda un peso importante, nunca podrán contar. Lo ha dejado bien claro.

En el fondo, Iceta siente la misma aversión hacia Arrimadas y Albiol que sienten los Rufián, los Tardá, los Junqueras, los Puigdemont, los Mas y compañía. Iceta está más cerca de ERC y de los antiguos Convergentes, o como quiera que se llamen ahora, que del Partido Socialista Obrero Español como lo entendemos la mayoría de españoles, como un partido de Estado.

Ferraz parece haberse desmarcado, es que de otra forma el castigo iba a ser monumental. Los catalanes y españoles o españoles y catalanes que salgan del miedo y vayan a votar tendrán que hacerlo tras haber mirado con lupa la trayectoria, en el caso de Iceta errática, de los candidatos constitucionalistas. De aquellos que gobernarían por igual a los independentistas y a los que no lo son porque llevan en el ADN político una categoría política que otros no tienen. Iceta piensa que los encarcelamientos de los sediciosos son desproporcionados. Que lo aplique al pasado y a lo que pueda ocurrir en el futuro.

Lo dicho por el líder socialista catalán no es sólo una opinión, es un sentimiento, un anhelo que espera hacer realidad si las urnas le permiten gobernar. Que nadie crea que si necesita votos los va a ir a buscar al bloque constitucionalista. Se echará en brazos de la Cup, de ERC y pajaritos de ese plumaje, es decir, propiciaría más de lo mismo. Como según Iceta y puede que también la realidad, el bloque constitucionalista no suma, él se postula para liderar un Govern "transversal". En esa transversalidad puede estar la trampa. Menos mal que Iceta se ha quitado la careta a tiempo.