Como se esperaba y se temía, tras el discurso del Rey ha sido el presidente de la Generalitat el primero en mover ficha. Rajoy, mientras, seguía pensando en qué hacer, pese a que Felipe VI le ha dejado la ruta despejada para recuperar la legalidad constitucional en la región catalana. Pero seguimos todos esperando a Rajoy.Puigdemont orquestó una declaración que reflejó su triste nivel y condición. Como ya antes se había anunciado que el pleno del Parlament el lunes día 9 declararía la independencia unilateral, el líder separatista, sin hacer alusión concreta al tema, se limitó a reiterar que se siente presidente de un país libre - ¿qué país? - que mantiene sus propósitos y que solo aceptaría una mediación para resolver el conflicto de forma pacifica. Más chulería, imposible. Como ha dicho la vicepresidenta Sáez de Santamaría, este sujeto no solo vive fuera de la legalidad sino de la realidad,

Y sobre la base de la ilegalidad, el Gobierno no tiene nada que negociar ni aceptar mediación alguna, una trampa saducea pues el Govern catalán solo pide mediación para que España cede y acepte la situación y ellos adquieran un reconocimiento internacional. Ayer se supo que de alguna manera, y a través de los obispos, la Iglesia se ha ofrecido a intermediar, como antes lo hacía Podemos a quien ni se escuchó pues conocida es su postura de apoyo a los independentistas. Pero la Iglesia no tiene ningún pito que tocar en este asunto, se agradezca, o no, la intención. Ese mismo día, en Bruselas, el Parlamento europeo refrendaba plenamente la actuación democrática del Gobierno español y condenaba la actuación ilegal de las autoridades catalanas, haciendo hincapié en que los Estados de derecho estaban obligados a proteger la democracia, a veces con el uso proporcionado de la fuerza, y que la proclamación de independencia es contraria al ordenamiento jurídico europeo. Una aclaración muy importante ya que los secesionistas, apoyados por los socios espontáneos de Podemos, piensan recurrir a Europa si el Gobierno aplica el artículo 155 de la Constitución o la ley de seguridad nacional.

O más leyes que respaldan cualquier actuación contundente de España. Sin ir mas lejos otro articulo de la Constitución, el 8, que dice que las Fuerzas Armadas de la nación tienen como misión garantizar la soberanía e independencia del país, defender su integridad territorial y el orden constitucional. Más claro, agua. Y desde el PP se ha empezado a manejar este articulo concreto, hasta el punto de que ha presentado en el Congreso una proposición no de ley con una moción en defensa de la unidad de España. Y esta moción quiere presentarla en comunidades y ayuntamientos, lo cual puede ser un error, porque ante la tibieza del PSOE podría fracasar en muchos sitios. Pero, mientras, y aunque sea casualidad y por otros motivos se ha mandado una unidad militar logística y una fragata con destino a Barcelona. En el primer caso, para servir de apoyo material a las fuerzas del orden que allí permanecen, y en el segundo con motivo del Salón Náutico, algo que se repite cada año por estas fechas. Además, en Cataluña hay cuarteles del Ejército y los golpistas lo saben.