En la noche del 3 al 4 de mayo del año 1877, en la iglesia de Santa María la Mayor, de Benavente cayó una chispa eléctrica sobre la torre incendiando la parte superior de la linterna o remate sobre la cúpula que servía de luz y ventilación al interior del templo, comunicando las llamas a los mástiles y maderaje que la sostenían, hasta el extremo de fundirse por completo el famoso reloj y no quedar en pie más que los muros de la torre y las campanas llamadas "María" y "Repiquete". Los benaventanos, entristecidos por la pérdida de tan emblemática obra de arte, no pudieron hacer otra cosa que evitar que el incendio pasara al interior del templo.

La iglesia de Santa María la Mayor, también conocida como Santa María del Azogue, situada en el centro de la ciudad, es considerada como uno de sus principales monumentos histórico-artísticos. El nombre del Azogue , palabra de origen árabe, hace referencia a un mercado que hubo en las inmediaciones, aunque la palabra azogue es también la pátina con que se cubren los cristales para que sirvan de espejos.

La construcción del templo data del año 1180, época en la que Benavente fue repoblada por Fernando II de León. Iniciado en estilo románico, no concluyó hasta los tiempos de Sancho IV el Bravo, cien años después, con lo que cambia la tendencia de su estilo. Sancho IV, del que los sentimientos religiosos se manifestaron muchas veces a través de muestras de piedad como la conclusión y ampliación de la Iglesia de Santa María la Mayor en Benavente, la construcción de una ermita en honor de la Virgen de la Hiniesta que él halló en una de sus acostumbradas cacerías, o la peregrinación que hizo en el año 1286 a Santiago de Compostela a visitar el venerado sepulcro de Santo.

En el siglo XVI, el templo de Santa María recibiría las bóvedas de crucería gótica de la nave central, obra costeada por los Condes de la Villa, cuyas armas heráldicas se adosan en lo alto; en el 1735 se levantó la portada en sustitución de otra primitiva del siglo XII.

Una minuciosa descripción de esta iglesia, como monumento histórico-artístico, la hace don Ángel Rivera de las Heras, delegado Diocesano para el Patrimonio y la Cultura, en el tomo 11º de su colección Arte Románico de Zamora.