La apertura de la temporada del MMT Seguros en la Liga Asobal supone una gran noticia para el deporte zamorano, que recupera la máxima categoría del balonmano, una de las especialidades con mayor seguimiento en nuestro país. Lo vuelve a hacer por segunda vez en el corto espacio de tres años, lo que añade aún más mérito a este club. Es una muestra más de que, nada es imposible en el mundo del deporte, si se hacen las cosas bien. Y el CB Zamora lleva mucho tiempo demostrando su capacidad para estar de nuevo en lo más alto, codeándose con algunos de los mejores equipos de Europa y llevando el nombre de Zamora por todo el país.

El MMT Seguros no se plantea otro objetivo que el de la permanencia, y lo hará sin renunciar a la filosofía que le ha dado tan buenos resultados: confiar en el bloque forjado en la casa con un director sobradamente contrastado como es Eduardo García Valiente. Los héroes que lograron el ascenso con algún refuerzo tendrán que echar mano de la casta para lograr esa ansiada permanencia que se le escapó hace dos años por muy poco.

El MMT Seguros se ha convertido en un gran referente en el mundo del balonmano español por su trayectoria y su modelo de club bien estructurado y mejor gestionado. El BM Zamora siempre ha tenido muy claro que su futuro debe estar ligado al trabajo con la cantera. Además el club zamorano es ya un claro referente en el balonmano femenino de Castilla y León, convirtiéndose por otra parte en exportador de buenas jugadoras que ya militan en categorías superiores.

Y esa forma de hacer bien las cosas le sirve al club para mantener la confianza de un patrocinador, comandado por un zamorano de la diáspora, apoyo que se está demostrando muy efectivo.

Hablar pues del BM Zamora es hablar de la época de mayor esplendor del deporte zamorano, que mantiene una lucha constante por conseguir patrocinadores que muchas veces tienen que llegar desde fuera de la provincia. Las instituciones zamoranas hacen lo que pueden por superar la escasez de apoyo privado local.

El comienzo de la temporada viene marcada para los deportes de equipo por la sustitución del suelo del pabellón Ángel Nieto, un anhelo que los clubes mantenían desde hace años. El nuevo parquet del pabellón municipal contribuirá a ofrecer una nueva imagen de la instalación pero, sobre todo, evitará las numerosas lesiones y problemas físicos que provocaba el anterior pavimento. Es, sin duda, un importante avance en materia de instalaciones deportivas en una ciudad modélica en ese aspecto pese a que no siempre se les saque todo el partido que se pudiera a nuestras infraestructuras.

Tras la Liga Asobal echarán a andar los equipos de baloncesto con el Zamarat afrontando su séptima temporada en la máxima categoría del basket femenino español; el CB Zamora felizmente consolidado en la división de bronce que tanto se merecía; y el Virgen de la Concha que culmina su trabajo con la cantera con un primer equipo que se mantiene más que dignamente año tras año en la Liga EBA. Y, por último, el fútbol sala continúa teniendo como su buque insignia en la capital al FS Zamora que promete para este año un animado duelo de rivalidad provincial con el Atlético Benavente.

El deporte zamorano no para de crecer y muestra de ello es el constante progreso que han experimentado en las últimas campañas tanto el RC Zamora, en rugby, como el W. Zamora, en waterpolo, que están alcanzando importantes logros ya en el ámbito autonómico.

No obstante, el fútbol mantiene su hegemonía en cuanto a practicantes, pero debe replantearse las fórmulas para recuperar el apoyo de la afición que tuvo en otros tiempos. El Zamora CF ha iniciado una nueva etapa con la llegada de la directiva de preside Didia Liedo y que ha comenzado a dar sus primeros pasos con acierto. Ver al equipo rojiblanco en lo más alto de la clasificación supone una gran noticia después de una temporada pasada gris y apática que ha complicado bastante los objetivos de la campaña de socios. Pese a que será muy difícil alcanzar los objetivos marcados, los más de mil abonos que ya se han repartido parecen marcar un cambio de tendencia en la anterior apatía de los aficionados.

Por lo demás, el fútbol zamorano sigue anclado en una grave crisis que viene marcada por los mínimos resultados que se están alcanzando en las categorías inferiores y que hablan de la necesidad de importantes cambios de rumbo en el trabajo de nuestros clubes con la cantera. La situación en Benavente, marcada por una duplicidad de clubes que pocos entienden, no es menos lamentable. En general, el fútbol zamorano sigue condicionado por una enorme fragmentación. Instituciones, patrocinadores y afición deben de ser los tres pilares sobre los que se sustente la solvencia económica del deporte zamorano. Las ayudas institucionales parecen no dar mucho más de sí, exceptuando a una Junta de Castilla y León de la que esperan mucho más nuestros clubes. Sin embargo, la contribución del aficionado es manifiestamente mejorable en muchos casos. Todavía existe esa errónea creencia de que la práctica deportiva debe de ser gratuita, al contrario de lo que ocurre en otras actividades igualmente formativas, y la aportación de los socios a las arcas de los clubes también debe de ser un motivo de reflexión si se quiere mantener esta época dorada del deporte zamorano.