No me gusta citarme ni soy nadie para dar lecciones de socialismo a mis compañeros, tampoco me lo han pedido, pero sí me considero alguien que está atento a todo lo que sucede a su alrededor, quizá una deformación de mi pasado de guardia civil. Pues bien, en mi artículo publicado en este periódico el pasado día 17 se significaba que los candidatos a presidir el PSOE, habían comprendido que tenían que "tratar a los militantes tal y cómo son y no cómo ellos quieren que sean". Esa reflexión me había venido haciendo tras comprobar que en numerosas ciudades importantes, en las que el secretario apoyaba a uno de los candidatos, cuando se presentaba otro distinto a dar un mitin acudían más militantes que cuando se presentaba el avalado por la cúpula de la asamblea local. Así es que lo de sorpresas que difunden los medios de comunicación, ninguna. Un día de fiesta para la democracia y la libertad según la doctrina socialista y una hermosa lección para los demás partidos. Se trata de difundir unos valores fundamentales que compartimos con la socialdemocracia mundial, pero que aquí denominaremos valores del PSOE.

El aspecto que yo sigo destacando es el que escuchaba en los mítines de Pedro, Susana y Patxi, es que el adversario político no estaba ni está dentro del PSOE, sino en un hombre, el presidente del Gobierno, que representa todo aquello contra lo que luchan hoy, no solo los socialistas, sino una mayoría de españoles. Un presidente que desconoce los límites de la corrupción en su partido y que tiene ideas desconcertantes de cuáles son las obligaciones de un presidente de Gobierno para combatirlo.

En 1978 los socialistas españoles tomaron la iniciativa para liderar el cambio contra el poder absoluto, el que se basa en la corrupción y el que se debe a la incompetencia. Los casos que salen cada día en los medios de comunicación demuestran que, para el presidente Rajoy, el poder que le hemos confiado los españoles, es un instrumento que utiliza para mantener a su partido en el poder y no para perseguir la corrupción. Cada vez más da la impresión de que todas las instituciones están corrompidas y eso me niego a admitirlo como una verdad sin matices, pero, mientras, vemos al presidente más preocupado por felicitar a los ganadores de un partido de fútbol que por la victoria de su rival político. Esto yo no me lo esperaba.

Una de las cosas que más nos ha dolido en estos días es el artículo de opinión de un periódico que durante mucho tiempo los socialistas consideraban de lectura obligada, el lunes publicó un panfleto donde no se hace una sola mención a la disciplina de partido, ni la lealtad al líder, cualquiera que sea siempre que haya sido elegido democráticamente. El artículo es una reacción donde el autor, dirección del medio, exhibe un resentimiento primario porque los militantes no se han sometido a sus órdenes. ¿Desde cuándo la libertad en el PSOE ha sido impuesta?

No me gusta que se tome por ignorantes a los socialistas, sencillamente porque no lo somos. Hay quien necesita un par de tazas de tila que son buenas para la digestión de la bazofia.