Iberdrola no se duerme en los laureles. El pasado lunes me ponía un mensaje en el que me informaba que "en la noche del 29 al 30 comienza el horario de invierno" y que por lo tanto mi contrato de electricidad sufre una serie de cambios. Como viene siendo costumbre, la hora que se nos quitó en marzo se nos devuelve en octubre. Una horita de más que se pasa en un periquete pero que se agradece. Todos sabemos que es la Unión Europea la que rige la normativa de los horarios, como que es la que manda en esta y en el resto de cuestiones que no hay que imputar a los gobiernos de turno sino a los mandamases de la UE. Tanta uniformidad para unas cosas y tanta diferencia en otras me asusta.

No todas las comunidades se muestran de acuerdo con este cambalacheo horario que se ha justificado de todas las formas posibles, desde ahorro energético hasta conciliación familiar. Tengo para mí que ni lo uno ni lo otro. De prosperar una iniciativa balear llevada al Parlament de las islas, pidiendo que se respete el horario de verano, me veo a los presentadores de los informativos volviéndose locos al dar la hora. A la conocida coletilla de "una hora menos en Canarias" tendrán que añadir "y una más en Baleares". Aunque no creo yo que tal iniciativa tenga mucho recorrido.

La verdad es que a los de la propuesta no les falta algo de razón. Baleares es la región española más oriental. Desde luego, la situación geográfica de las islas hace que sean las más afectadas por el cambio horario. A ver, las Baleares, precisamente por su situación, es el primer lugar de España en el que sale y se pone el sol. Algo habría que hacer para tener un horario más racional y sobre todo lógico. Los que entienden de estos asuntos dicen que todos los relojes de España deberían sincronizarse a las doce para ir todos a una, como Fuenteovejuna, asumiendo la hora canaria. Cosa que debería hacerse el próximo marzo.

Diga lo que diga la UE, dada la situación geográfica de la península Ibérica nos correspondería estar en otro huso horario, concretamente el de Londres, que ahora con lo del "brexit" no está muy bien vista que digamos. Pues bien, por Londres van Canarias y Portugal. También nosotros fuimos por ese mismo huso hasta que en 1940 Franco lo cambió para sincronizar los relojes patrios con la Alemania de Hitler y no, como venía ocurriendo hasta ese año, con la Inglaterra de Churchill. Y así se quedó la cosa hasta que entramos, no sin esfuerzo, en lo que se llamaba el mercado común europeo y ya no pudimos tomar decisiones en solitario.

Lo del cambio horario es un coñazo de tomo y lomo. No sé por qué razón España no hace valer su condición de país miembro y se vuelve a lo que no se debió abandonar, ni por Hitler ni por Churchill, porque a los españoles nos va mejor. Lo cierto, a poco que reflexionemos, es que de poco o de casi nada sirve que se alteren las horas de luz de las que disponemos los españoles. No existe al respecto un plan estratégico que permita, como reconoce el presidente de la Asociación para la Racionalización de los Horarios, una flexibilización real de los mismos. A poco que todos los partidos políticos arrimasen el hombro, lo mismo la iniciativa saldría indemne del Parlamento. Pero, a ver quién es el guapo que los pone de acuerdo, incluso en eso.