Confiemos en que la euforia de los datos de la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre del año le dure más al Gobierno en funciones que la euforia del PP tras los reiterados comicios del 26J, que tan poco le ha durado. Porque realmente las estadísticas son muy positivas, esperanzadoras sobre todo, aunque ya la oposición y los sindicatos se hayan encargado de poner los puntos sobre las íes y reconducir la situación por los caminos del realismo.

Ciertamente no se puede olvidar que se trata de un empleo estacional, recurrente en la época veraniega, temporal, por horas y días en muchos casos, y en general con unas remuneraciones que no suele llegar al cómputo de los 1.000 euros mensuales. Pero, claro volvemos a lo de siempre: algo es algo y mejor que nada. Así que habrá que esperar a octubre, de todos modos, para poder calibrar hasta donde llega esa recuperación económica tan pregonada por Rajoy.

Se vislumbra que las cosas van mejor, eso sí, algo que se nota en el ambiente, en el consumo, en el despliegue vacacional. Puede que esto resulte un acercamiento mejor y un análisis más convincente que el servido por la EPA, que no pasa de ser una encuesta y que, en definitiva, lo mismo que los datos mensuales del paro, son utilizados para el engrosamiento favorable de las estadísticas y su uso partidista por parte de quienes gobiernan. Y sin ahondar en comparaciones, porque si a ese punto se llega, las referencias resultan poco optimistas y hasta demuestran cuan lejos se está aun de salir de la crisis.

En 2007, al comienzo de la brutal recesión que ha zarandeado el país, gobernado de entrada por el inepto Zapatero que no supo, no pudo o no quiso admitir lo que se venía encima, y luego por el no menos inepto Rajoy, un mal gestor al servicio de los poderes fácticos financieros y políticos, había en España más de 19 millones de trabajadores cotizando a la Seguridad Social, con un empleo y unos salarios de mucha más calidad que ahora mismo. Pero cuando al del PSOE le tocó adelantar elecciones, al final de 2011, esa cantidad había bajado a 17,2 millones de cotizantes.

Pese a todas las esperanzas depositadas por los españoles en el PP, con una mayoría absoluta histórica, en 2013 la situación se había hecho mucho peor todavía, con solo 16 millones de cotizaciones, algo que empezaba a poner en peligro gravemente la hucha de las pensiones. Se había tocado fondo, sin duda alguna, pero a partir de ahí, la mejoría de la crisis en todo el mundo se dejó sentir también en España aunque en menor medida, y se produjeron los primeros síntomas reales de una lenta recuperación, basada en la disminución del paro, que parece persistir a juzgar por los datos últimos pero que siguen lastrados por la inmensa deuda pública acumulada .

El hecho es que a día de hoy, se está en los 17, 6 millones de trabajadores que cotizan a la Seguridad Social. O sea casi medio millón más de los que había en 2011, ese es el balance. También Castilla y León y Zamora reflejan el alivio. Pero con un empleo demasiado débil y en precario.