Por fin ha llegado el verano; y con él miles de desplazamientos se producen cada día; ya sea a la playa, a la montaña, al pueblo, etc; en los que grandes días de descanso, diversión y fiesta nos esperan.

Escribiendo este artículo, me gustaría debatir con todos ustedes acerca de la cuestión relacionada con las fiestas, sea en el lugar que sea (todos son importantes), pero me gustaría hacer especial hincapié sobre las fiestas en los paisajes naturales como las playas, el campo, las montañas, etc., ya que muchas personas aún no entienden el término "civismo"; siento parecer grosero pero cuidar la naturaleza, al igual que las calles por las que transitamos cada día, es algo que nos incumbe a todos y cada uno de nosotros.

Como muchos de ustedes habrán podido presenciar en alguna ocasión, es muy desagradable acudir a la playa (o a cualquier otro lugar) para bañarse, o simplemente para pasear por ella o tomar el sol, y encontrarse la arena y el agua hechos una cochiquera, llena de plásticos, botellas, colillas y restos de vidrio roto (algo muy común), para que alguien se corte y se contagie con lo que no tiene; ¡imagínense que se corta una criatura pequeña! ¿qué ocurriría?, sería una desgracia que por culpa de unos incívicos una persona tenga que acudir urgentemente al hospital. Pero ese no es el único inconveniente, sino también la degradación del paisaje en el que nos encontramos.

Algo que me gustaría denunciar escribiendo este artículo, y que he presenciado numerosas veces, es la indiferencia que muestran algunos agentes cuando ven que las personas que hacen los botellones no son capaces ni de recoger los residuos que generan, dejando todo hecho una porquería. La pasividad de estos señores ante esta situación no me parece normal, la verdad, ya que para eso están, para llamarles la atención cuando lo hagan.

Ante esta situación, a todas las personas groseras que se dedican a ensuciar me gustaría decirles: "Si no es mucho trastorno, recojan por favor los residuos que generen, ya que a las personas que les rodean les gusta disfrutar de los paisajes y calles limpias, y supongo que a ustedes también les gusta, así que por favor ¡compórtense como Dios manda!".

Dadas las circunstancias ¿ustedes qué opinan al respecto? ¿se deberían prohibir los botellones o fiestas en los paisajes naturales, o simplemente creen que se necesita mano dura con el único fin de evitarlo?

Sergio de Fuentes Garrido

(Madrid)