Uno de los más graves y urgentes problemas que el nuevo Gobierno que se forme en España, si es que consigue formarse, ha de encarar obligatoriamente es el de las pensiones, que ya colea desde hace bastante tiempo, y al que se colocó desde el año 2000 el parche hasta ahora eficiente del Pacto de Toledo y el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, pero que ni Aznar en su momento ni últimamente Zapatero ni Rajoy han sido capaces de solucionar, pese a diversos intentos. Y en uno de cada tres hogares españoles se recibe algún tipo de pensión. Lo que supone que el problema se agudiza.

El problema no es grave sino muy grave, pues el sistema, el sistema actual, no resiste, y este no es un problema que solo se sufra en España, aunque mal de muchos consuelo de tontos. La hucha de las pensiones, como se suele llamar al Fondo de Reserva, tenía hace cuatro años en sus arcas 66.000 millones de euros y a comienzos de año esa cantidad se había reducido a la mitad, debido fundamentalmente a la crisis y al enorme paro que ha provocado en el país. Pero es que ya ni siquiera la mitad pues con el pago de la extra de junio se han ido casi 9.000 millones más, por la sencilla razón de que esta vez ya no había otro sitio de donde tirar, dado el déficit que arrastra la Seguridad Social. Eso es lo que pasa.

Otras dos pagas extras más en estas condiciones, y se acabó la hucha. De modo que antes de que así pueda ocurrir, el Ejecutivo, sea el que sea, tendrá que adoptar soluciones, que habrían de ser lo más consensuadas posibles pues este es un asunto que afecta a todos los partidos, en el Gobierno y en la oposición. Lo de los pactos de antaño. La cuestión es que hasta ahora todos los intentos en este sentido parecen fracasados, como el atraso de la edad de jubilación -ya se habla de atrasarla hasta los 70 años- y la cuestión es igualmente que lo poco que se ha podido contemplar en los programas electorales acerca del tema de las pensiones, sobre el cual los candidatos han pasado casi de puntillas a pesar de haber ocho millones de votos en juego, no parece aportar soluciones efectivas.

Para el PP la solución es crear empleo. Sí, bien, pero el hecho es que las cotizaciones a la Seguridad Social han disminuido un 32 por ciento dada la temporalidad y precariedad de los puestos de trabajo que van saliendo al mercado laboral. Habría que crear 10 millones de empleos hasta 2050 para asegurar el sistema y mantener el nivel de prestaciones, según los expertos. Los del PSOE adelantan que las medidas se centrarían en un impuesto solidario a las grandes fortunas y las grandes empresas. Pero esta fórmula ya se adoptó en Francia y resultó un fracaso por el fraude fiscal sobrevenido. Y en eso del fraude fiscal, ya se sabe que España no se queda atrás. Por su parte, Unidos Podemos sugería aumentar las cuotas empresariales, lo que empeoraría la situación, reduciendo puestos de trabajo.

Ya se verá lo que son capaces de hacer quienes gobiernen, pero es evidente que algo hay que hacer, porque la preocupación es mucha no solo ya entre los futuros pensionistas sino entre los actuales que empiezan a ver en el aire sus legítimas percepciones.