A estas alturas de su historia, sus primeras referencias podrían llevarnos a la Grecia clásica donde el cuerpo humano tuvo una relevancia cultural que se ha resucitado en nuestros días, nadie duda que el culturismo es un deporte, por mucho que se le quiera negar esa categoría. Negativa que lo convierte directamente en un deporte incomprendido, admirado, odiado, deseado, duro de narices y bello, dependiendo eso sí, del canon de belleza de cada quien. Algunos consideran el culturismo un invento del siglo XX cuando en realidad fue en Francia, y en los siglos XVIII y XIX donde tuvo lugar el nacimiento de esta disciplina deportiva.

Estamos acostumbrados, cuando hablamos del deporte, a ver una pelota, un balón, una pista, unas ruedas, una piscina, una canoa, pero fundamentalmente un balón. Por algo al fútbol lo llaman el deporte rey. En lo que a Zamora respecta, como si no hubiera otras disciplinas. Precisamente el culturismo ha dado a Zamora y a los culturistas zamoranos muchas alegrías.

Recientemente, el zamorano Freddy Lorenzo, del club Energym Zamora, se proclamaba campeón de España tanto en su categoría (talla baja), como en la Absoluta, dentro del Campeonato de España de Culturismo que se celebró recientemente en la localidad de Narón en La Coruña. Si la disciplina deportiva ganadora hubiera sido otra, estoy segura de que Freddy estaría todavía recibiendo honores institucionales en esta Zamora a la que tanto le cuesta reconocer las bondades que adornan a sus campeones. A esta ciudad y a esta comunidad autónoma, cuyos responsables deportivos ni se han pronunciado al respecto. Una no entiende por qué en el Ayuntamiento de Zamora no hay más generosidad de miras con el deporte y con este campeón de España en concreto.

Y al hablar de generosidad, no hablo de dinero. La generosidad a la que apelo es otra, pero, a lo mejor, resulta prolijo ponerse a dar aquí explicaciones. Igual que aplaudo enfervorecida el gol que la iniciativa del Ayuntamiento de Zamora le metió por toda la escuadra a la homofobia, deploro que el Ayuntamiento no haya recibido, por lo menos cuando esto escribo, a Freddy Lorenzo, campeón de España de culturismo.

Conozco a Freddy Lorenzo desde hace muchos años y lo tengo por un gran deportista, valiente, decidido, capaz, como ha demostrado en tantas ocasiones, un deportista que ha puesto al culturismo en el lugar que le corresponde, aunque ese lugar no sea el más frecuentado por el gran público. Porque, aquí, fuera del balón en todas sus dimensiones, como si no hubiera más deporte. Y eso no es así. A no ser que el Ayuntamiento quiera, y no le voy a dar pistas, que sea la iniciativa ciudadana la que organice los actos que deben acompañar a los campeones, sean estos de la disciplina que sea. Que yo me alegro por el homenaje a Jesús Tomillero, el colegiado que tras declararse gay se vio obligado a renunciar al colegio arbitral y sufrir lo suyo. Pero, ¡coño!, también me alegro por Freddy Lorenzo, campeón de España de culturismo y quién sabe si del viejo continente en el próximo europeo de Amsterdam.