Mientras el Ayuntamiento de Zamora anuncia posible nueva ubicación para el mercadillo, que dejará ahora el aparcamiento de Ifeza para trasladarse al Alto de los Curas y que debe ser, en toda España, el que por más lugares ha pasado, vuelve a producirse un nuevo y serio enfrentamiento entre el equipo de gobierno municipal de IU y PSOE con el grupo del PP, un choque más, al acusar de fraudulenta la adjudicación del Plan de Movilidad Urbana Sostenible, una de las pomposas denominaciones tan pródigas en la era Valdeón destinada a conseguir objetivos tales como un transporte colectivo de calidad en la ciudad, la creación de espacios para los peatones, la gestión de los aparcamientos, la promoción de un mayor uso de la bicicleta, concienciar de un uso racional del vehículo privado y ordenar la distribución de mercancías, entre otros varios.

El caso es que los del PP sospechan que la adjudicación se ha hecho a dedo y sin respetar las condiciones establecidas. Que desde el partido de la derecha se acuse a alguien de usar el dedo resulta como un chiste malo, como el viejo dicho de la sartén y el cazo: apártate, que me tiznas. Incluso insinúan que existen vinculaciones que unen a la empresa adjudicataria con un concejal de Guarido. Una afirmación grave, que debiera haberse hecho solo de contar con pruebas. Pero si no se tienen más vale callarse. Y más tratándose del PP, con tanta corrupción a cuestas. El equipo de gobierno, que ha explicado detalladamente el proceso, exige una rectificación y una disculpa pública y amenaza con llevar el asunto a los tribunales, porque ademas da la casualidad, aducen, que quien está relacionado con esa empresa, de Valladolid por mas señas, es justo uno de los denunciantes: el edil Prada.

A lo que también los del PP replican asegurando que van a emprender acciones judiciales contra la adjudicación, ya aprobada en el Pleno último. En su derecho están, pero vuelve a ponerse en evidencia la actitud de una oposición que no sabe disimular su resentimiento tras el fracaso electoral, y que aunque acierta en las iniciativas sobre algunos asuntos -como la inadmisible presencia de una bandera republicana en un acto de partido celebrado en el Ayuntamiento, o las propuestas contra el acoso escolar, o ahora mismo la petición de iluminación integral para el casco antiguo para organizar visitas turísticas nocturnas guiadas- marra y mete la pata en otros y no pocos, ofreciendo una imagen que de seguir así pocas posibilidades tendrá dentro de tres años de recuperar el poder perdido.

No se puede entender que el partido que durante 20 años, que se dice bien, ha gobernado el Ayuntamiento de Zamora haciendo gala de un inmovilismo en todos los órdenes, que se refleja en la dejadez y abandono sufridos por la ciudad, salga ahora buscando y poniendo pegas y trabas cuando el equipo de gobierno empieza a dar pasos adelante tratando de hacer lo que ellos no hicieron. Como dijo el alcalde: tendrían que ser los zamoranos los que emprendiesen acciones legales contra el PP. Desde luego, algunos estarían mejor callados aunque el deber de la oposición sea oponerse.