Ante la ineptitud, la soberbia, y el egoísmo de unos partidos y unos líderes políticos que anteponen sus ansias de poder y sus intereses por encima de España y los españoles, ha tenido que ser el rey el que haya tomado la iniciativa, en un último intento por evitar nuevas elecciones, y ha anunciado que se reunirá con el presidente de las Cortes para iniciar una nueva ronda de conversaciones que pueda dar paso a la investidura y a la formación de un nuevo Gobierno. Los encuentros del monarca con los candidatos ya tiene fechas, fijadas para los próximos días 25 y 26. Si no se produce ningún acuerdo que garantice un resultado positivo, quedará zanjada la última oportunidad de evitar los comicios, que tendrían lugar el 26 de junio, y Felipe VI firmaría el 3 de mayo, la disolución de las breves Cortes y la convocatoria de las nuevas elecciones generales.

Ha sido una magnífica iniciativa de cara al desbloqueo de la situación y una lección más a la clase política que se sufre, los que están y quieren mantenerse y los que aspiran a sustituirlos. Pese a todo, lo más probable a día de hoy, prácticamente seguro, es que la tercera ronda de conversaciones no sirva para nada útil como ya ocurriera en las dos ocasiones anteriores. Porque las posiciones son las mismas, intransigentes, y cruzadas de vetos, lineas rojas y rencores personales y políticos, sin que apunte ni por la derecha ni por la izquierda una suma suficiente de escaños para revertir la situación. Algo que aunque digan lo contrario ningún partido parece desear de verdad, salvo los socialistas si acaso, cifrando sus esperanzas en la vuelta a las urnas pese a unas encuestas que prevén resultados casi idénticos para PP y PSOE y bajadas o subidas notables para Podemos y Ciudadanos, lo que demuestra la desorientación y hasta la esquizofrenia en la que se vive. Pero el rey lo habrá intentado todo.

Las consultas de Felipe VI se llevarán a cabo, como las otras veces, con los líderes de los partidos con representación parlamentaria y se cerrarán con el PP por ser el más votado el 20D. Habrá que ver que hace ahora Rajoy, después de renunciar en febrero al no tener ninguna garantía para su investidura presidencial, pues las cosas siguen igual que estaban a no ser que Albert Rivera se desmarque de su pacto con el PSOE y apoye la continuidad de quienes detentan aun el Gobierno en funciones, pero siempre que no estuviese Rajoy en La Moncloa. Teniendo en cuenta, además, los nuevos casos de presunta corrupción detectados, con el ministro Soria y el alcalde de Granada como protagonistas, hay que creer que tal apoyo esté descartado por lo que el PP seguirá como está: solo y sin opción alguna. Lo mismo pasa con Pedro Sánchez, aunque algunos apuesten todavía por un pacto de última hora con Iglesias. El candidato socialista ha vuelto a rechazar cualquier acuerdo con Rajoy, y ha tendido de nuevo su mano a Podemos para un tripartito con Ciudadanos, a los que ha pedido que cesen en sus vetos contra Iglesias, el cual se escudará en la previsible respuesta negativa de sus bases para sostener su postura y buscar ciegamente los nuevos comicios. Es lo que hay. Entre todas la mataron?