A cualquiera de las horas del día, en que el azul del cielo brilla con toda su intensidad, podemos ver trazos de rayas blancas que proceden de aviones que van surcando el éter en distintas direcciones con su carga de pasajeros que viajan en ellos cada vez con más frecuencia. El espacio aéreo de nuestra ciudad se ha convertido en ruta de paso para multitud de destinos tanto hacia África como a Europa o América.

La navegación aérea se ha hecho tan usual en los últimos tiempos, que nos parece muy arcaico un comentario de la prensa, fechado en 3 de mayo de 1915, en el que se dice que, de los resultados obtenidos por los "monstruos del aire" en la primera guerra mundial, "pueden predecirse algunas consecuencias para su favorable aplicación cuando la paz reine entre las naciones. Los dirigibles, que hoy desde las alturas luchan contra fuerzas terrestres, nos presagian para el porvenir un nuevo sistema de intercomunicación pacífica entre los pueblos. Ayer se construían de veintidós a veintiséis mil metros cúbicos, mañana se harán de cuarenta y cincuenta mil metros de capacidad que permitirán el transporte pacífico de buen número de personas de un extremo al otro de la nación, con la misma seguridad que sobre las carreteras conduce un chófer su automóvil. La observación de las zonas atmosféricas donde a determinadas horas del día son casi normales las corrientes atmosféricas es un dato aprovechable para mayor seguridad de los globos libres y que, con mayos ventaja se aplica a los dirigibles. Es natural que en principio sea costosa la construcción de estas monstruosas aeronaves, mas con el transcurrir del tiempo no hay duda que será un medio de locomoción utilizado en épocas de paz".

Las perspectivas que nos presentaba el periodista hace cien años no podían presagiar que hoy surcaran el cielo aeronaves a velocidades supersónicas transportando de uno a otro continente miles de personas que en pocas horas llegarán a su destino. Pero más sorprendente es que cualquiera de nosotros, con un teléfono móvil en la mano, podamos saber que el avión que está pasando sobre nuestra cabeza es un Boeing 767 y que va desde La Habana a Madrid; todo ello con tener instalada una aplicación llamada "flightradar" que no tiene más coste que el de mantenimiento normal del teléfono.

La historia de la aviación se remonta al día en que el hombre prehistórico se paró a observar el vuelo de las aves. El deseo de volar está presente en la humanidad desde hace siglos. El ejemplo más conocido es el mito de Ícaro y Dédalo que encontrándose prisioneros en la isla de Minos se construyeron unas alas con plumas y cera para poder escapar. Ícaro se aproximó demasiado al sol y la cera de las alas comenzó a derretirse, haciendo que se precipitara en el mar y muriera. No fue hasta principios del siglo XX cuando se produjeron los primeros vuelos con éxito. A partir de entonces, las mejoras se fueron sucediendo y cada vez se logran mejoras que llevan a desarrollar la aviación hasta como la conocemos en la actualidad.