Buena nos ha caído a los europeos con el terrorismo yihadista. Es una cruz que empezó soportando España, casi en solitario, y que con el paso de los años ha ido sumando cireneos de Francia, del Reino Unido y ahora de Bélgica, el país europeo en el que los terroristas yihadistas tienen barrio propio. Solo que los belgas son tan buenos, tan solidarios que creyeron que por el hecho de cobijarlos, ellos nunca serían atacados. Los que perpetraron la última masacre, estaban fichados y la Policía y el Gobierno belga advertidos. Desde Turquía incluso se avisó del peligro de uno de los inmolados. Pero Europa necesitaba otra pesada cruz de dolor y de muerte.

Y se guardan minutos y más minutos de silencio que a veces se antoja cómplice. No se puede practicar el buenismo con quienes no saben qué es la bondad, la misericordia, la solidaridad, la libertad, el amor y la paz. No se puede clamar por la libertad sin luchar por ella. Los que quieren que la perdamos, que vivamos amedrentados, que cambiemos incluso nuestros hábitos de vida en función del miedo, no pueden salirse con la suya. No puede haber libertad si no se mantiene a raya a esta gente. La mayoría de los que atentan están fichados. No todas las mezquitas que se levantan por doquier son centros de rezo y de reunión. Más bien son centros para el lavado de cerebro de chicos jóvenes que acaban convertidos en asesinos. Me niego a llamar mártir a quien se inmola llevándose por delante a tantos seres inocentes. La Policía sabe lo de las mezquitas. ¿Por qué no se actúa?

Viví en primera persona, de cerca, por casualidad, en Madrid, un atentado salvaje de ETA y eso no se olvida. Eso deja una marca indeleble de por vida. Es el horror en estado puro. ¿Miedo? No me considero miedosa. Por el contrario, sí hay que ser precavidos. Desconfiar y sacar de cuajo de los barrios que habitan, la espina del terrorismo yihadista. Por cierto, en el foro del periódico del próximo 21 de abril, tendremos la suerte de contar con un experto en la materia, posiblemente uno de los más importantes, dentro y fuera de España. Me refiero a Ignacio Fuente Cobo, Coronel de Artillería Diplomado del Estado Mayor y asesor del Instituto Español de Estudios Estratégicos en el Centro Superior de Estudios de la Defensa.

Precisamente, el coronel Fuente Cobo nos hablará de "La amenaza del terrorismo yihadista". Una amenaza tantas veces materializada, desgraciadamente. Entre otras cuestiones de interés, el conferenciante hablará de la incidencia de este terrorismo salvaje en nuestras sociedades y en nuestro sistema de valores. La cosa promete. Sobre todo porque aportará soluciones. Estoy deseando que llegue ese día. Porque, desgraciadamente, así lo escribí cuando se produjo el atentado en "Charlie Hebdo", "no será el único, ni en Francia, ni en el resto de la UE". Y no me equivoque, lamentablemente, lo más mínimo.

La cruz de ETA permanece clavada, y no precisamente en el monte del olvido, cuando hemos empezado a soportar otra pesada cruz, tanto o más que aquella. La cruz del terrorismo yihadista que se alza en el Gólgota europeo.