Había fallecido en 1157 el monarca Alfonso VII y como ya venía compartiendo el reinado con su hijo Fernando II que pasó a gobernar los territorios de León y Galicia; su hermano Sancho quedó como rey de Castilla.

La educación de Fernando II de León fue confiada a un magnate gallego, el conde Fernando Pérez de Traba, de la misma estirpe que los antiguos caballeros de su abuela, la reina Urraca. Pronto fue iniciado en las tareas de gobierno; desde 1151 es asociado al trono de su padre, junto con su hermano el infante Sancho que luego fue rey de Castilla.

En 1157 falleció el rey Alfonso VII y tal como el difunto había dispuesto en su testamento, su segundo hijo pasó a ser rey con el nombre de Fernando II de León, gobernando los territorios de León y Galicia. En 1158 acordó con su hermano Sancho, rey de Castilla, en el Tratado de Sahagún, guerrear contra los musulmanes, repartirse los territorios conquistados, que en caso de que uno de los dos hermanos falleciese el superviviente heredaría el reino del hermano difunto, y la repartición del reino de Portugal. La muerte de su hermano Sancho en 1158, y al ser sucedido en el trono castellano por su hijo Alfonso VIII de Castilla, anuló las cláusulas del Tratado de Sahagún.

La actual Benavente fue poblada por Fernando II, en septiembre de 1164, en el lugar de Malgrat, donde ya desde años antes radicaba un teniente real. El rey concedió entonces a la villa una carta de fueros, en la que precisaba el repartimiento de tierras, libertad de tributos por dos años, circulación y uso de moneda y otros privilegios, entre los cuales se contaba el nombramiento de Alcalde y Justicia.

Las Cortes de Malgrat, o sea Benavente, tuvieron gran resonancia en todo el orbe católico, pues de la misma salieron las misiones que más tarde se celebraron en Vidriales, Carballeda y Tera.

La villa de Malgrat, que en los documentos latinos hasta entonces lleva a veces el nombre de "Malum Gratum", desde 1168 aparece designada con el nombre de "Benaventum". El fuero que Fernando II concedió al poblar la villa se ha perdido. El de 1167, conocido gracias a una publicación de Julio González, es sin duda no una reproducción más o menos modificada de aquel, sino un complemento del mismo. Lo escaso y confuso de las noticias sobre el fuero de Benavente no ha impedido que se recuerde en las obras generales.