Llegó el segundo partido de la trilogía entre el F. C. Barcelona y el Athletic Club. El partido se disputó el pasado miércoles en San Mamés. En la página web del Barça se anunció que el encuentro empezaba a las "21:00 hora catalana" El párrafo se publicó detallando el huso horario de Cataluña. Una pasada monumental y una nueva afrenta del club azulgrana que se vio obligado a rectificar unas horas después cambiando el remate de su información por el de "hora local", que coincide, obviamente, con la del resto de España, tanto la peninsular como la insular, referida a Baleares, porque aquí de la única hora diferente de la que se puede hablar sin ofender a nadie, es la de Canarias.

El Barça está rizando el rizo de una forma intolerable. Sobre todo porque se anunciaba un partido de la Copa del Rey de España que volverá a tener controversias de todo tipo, siempre que el Barça llegue a la final. Siempre habrá renegados de Convergencia que compren silbatos de oferta para pitar al rey de España y al himno de todos los españoles. Porque resulta que hacer lo contrario, pongamos por caso pitar al actual presidente de la generalidad, Carles Puigdemont y al himno oficial de Cataluña, "Els Segadors", desataría las iras del Averno por parte de catalanes moderados e inmoderados.

La hora catalana ni ha sonado ni va a sonar. Pero no ha sido la única "cuñita" que nos han querido meter desde el primer equipo catalán. Quiero recordar que el pasado 10 de enero, un día después de la investidura de Carles Puigdemont, el Barcelona felicitó en su cuenta de Twitter al presidente de la Generalidad con otra controvertida y polémica declaración: "Que el acierto os acompañe en esta etapa histórica y apasionante que hoy inicia nuestro país, Catalunya".

Todo es pura incongruencia. ¿Qué hacen entonces jugando, no ya la Copa del Rey, sino la Liga Española? Porque a tenor de lo que dicen y hacen están jugando en una Liga extranjera con equipos extranjeros. Que les pidan el pasaporte cuando vayan a jugar a Granada, a Sevilla, a Gijón o a La Coruña, me da igual. Y como una vez fuera, la UE no los considera miembros de tan selecto Club, que se les cachee convenientemente y se les trate como lo que ellos pretenden ser.

Ni huso horario diferente, ni país distinto al que pertenecen. Ese trozo de piel de toro, mal que les pese, en el que está enclavada Cataluña como parte importante de España. Quiero ser conciliadora porque si me dejo llevar por el arrebato que se apodera de cualquiera con dos dedos de frente y sentido de patria, podría equipararme a Gerard Piqué y yo no quiero eso. Como tampoco quiero que sigan saliendo impunes de sus desmanes, sus afrentas, su sectarismo, su odio, sus constantes humillaciones y su complejo de superioridad que solo es eso, un complejo, como la hora catalana es simplemente un sueño irrealizable.