E n un alarde mediático para dar a conocer sus propósitos de cara al año recién estrenado y de paso para arrimar el ascua a su sardina, que es la sardina de Rajoy, la Junta de Castilla y León ha celebrado un acto en el que ha reunido al presidente de la comunidad, Juan Vicente Herrera, con los numerosos altos cargos de todo género que conforman el Gobierno regional, y ello con la idea de animarles a hacer los deberes y esforzarse en cumplir los compromisos pendiente, además de estar constantemente en contacto con la sociedad y sus problemas.

Bien está aunque cabe preguntarse, aunque la respuesta se encuentra de inmediato, porque una reunión semejante, para llamar al orden a los suyos, no se lleva a cabo internamente y con puertas cerradas. Hay que aprovechar cualquier tesitura y más en la situación actual, con su partido el PP en la cuerda floja y la amenaza de un Gobierno alternativo de izquierdas que, al fin y a la postre, fue en lo que mayor énfasis puso Herrera, una vez que hizo un repaso a los más inmediatos proyectos regionales. Naturalmente, para el presidente de Castilla y León, que se va y se va pero nunca se acaba de ir, un acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos sería la mejor opción.

Para el PP, claro, y aunque no lo diga se le entiende todo. El centrismo, la estabilidad y todo eso que se maneja desde la noche del 20D y que los socialistas no se cansan de rechazar una y otra vez, lo que abocará a unas nuevas elecciones generales si Pedro Sánchez tampoco consigue formar Gobierno algo que parece tan imposible como que Rajoy consiga ser investido presidente. Y no solo eso, sino que va Herrera más lejos aún de lo que han hecho otros y apunta, puede que presionado por los de Ciudadanos que han hecho posible la gobernación del PP en la comunidad, hacia la posibilidad de lograr pactos limitando los mandatos nacionales y estableciendo plazos de revisión.

Parece que va a ser que no pero por intentarlo que no quede y en eso están el PP y Ciudadanos, especialmente estos últimos que no pueden ocultar su temor a una debacle que les dejaría los escaños a la mitad si se tienen que repetir las elecciones. Se les ha visto el plumero ya demasiadas veces, igual que se vio en los debates televisados sus limitaciones, todo lo cual supone que ni unos ni otros sepan a qué atenerse con el centrismo de Rivera. Lástima la desaparición, o casi, de UPyD.

En cuanto a los asuntos regionales, salieron a colación los problemas de siempre: despoblación, empleo, ordenación territorial, financiación autonómica y Estatuto de la comunidad, una imposición de Ciudadanos con el apoyo de otros grupos de la oposición. Aparte de instar a los suyos a acometer sus tareas con ilusión y responsabilidad, poco nuevo dijo el presidente que, eso sí, recordó que al final del primer semestre habrán de dar cuenta a las Cortes regionales de los resultados obtenidos sobre las iniciativas puestas en marcha. Así que: a trabajar. Pero bien.