Todos andan con los pactos por aquí, líneas rojas por allá; que si sí, que si no, al soberanismo; que yo no pacto con la derecha, y tú reivindicas el centro de Suárez? A Rivera se le está viendo ya bien el plumero -para los que no se habían enterado aún- una vez perdidas sus esperanzas de liderar el cambio. Ahora se apunta a un bombardeo con tal de "pillar" protagonismo y poder. Los políticos de este país -y ni tan siquiera el rey Felipe VI- no se han enterado que ha habido elecciones generales y que los ciudadanos han hablado bien claro.

Solo Podemos inicia un breve alegato reivindicativo que llegará al inicio de ciclo legislativo en el Congreso el próximo 13 de enero: promete presentar una ley de emergencia social. Será una proposición de ley a los partidos acompañada de una memoria económica para dar solución urgente a los problemas de las familias más necesitadas. Pablo Iglesias ha declarado que esa es la base para entenderse con Podemos: "Hablemos de los problemas sociales, no del reparto de sillas".

Y como siempre, las palabras del discurso de la monarquía española -antes Juan Carlos I, y ahora su hijo Felipe VI- no gustaron a todos. Pero este año más aún, pues hubo discordia: la mayoría de partidos acusan a Felipe VI que haya olvidado las verdaderas razones de estas elecciones. O sea, que apenas haya hablado de la crisis política, de la austeridad excesiva, del desempleo desorbitado, de los sueldos precarios? Los partidos de izquierda, con muchos millones de españoles a su favor, afirman que Felipe VI en su alocución navideña ha ignorado el paro, la desigualdad y la pobreza. Y ven al rey actual muy alejado de la realidad social del país, y se quejan de que ha demostrado con sus palabras navideñas poca sensibilidad social ("L. N. E." y "El País").

Los nacionalistas (catalanes y vascos) se "sienten decepcionados por el indecente y antidemocrático discurso de Felipe VI, según ellos, que además desdeña la plurinacionalidad y convivencia en el Estado español" ("ABC", "El País", "El Correo Vasco"?)

Lo que sí es verdad es que el joven rey no ha escuchado la voz de bastantes millones de electores, que han rechazado el bipartidismo PP-PSOE, que nos ha llevado desde la corrupción y austericidio hasta el desempleo y el escaso crecimiento real.

Y una que empieza haciendo "patria y amigos" es Susana Díaz, la presidente socialista andaluza que quiere meter en cintura a su propio jefe de partido, Pedro Sánchez, para que no haga un pacto de progreso y de cambio con Podemos. Y a los podemitas de Iglesias, la sociata andaluza los acusa de querer romper España ¿Dónde ha leído eso Susana? ¿Quién se lo ha dicho? Solo ella misma lo afirma, y también algunos barones y exdirigentes socialdemócratas trasnochados y poco prudentes, con el carné socialista más para la derecha neoliberal y del IBEX 35, que para los valores de la izquierda. Y ella, Susana Díaz, qué quiere romper, ¿al PSOE por toda España; a la izquierda española para salvar su concepto caciquil de Andalucía? Y así les irá en un futuro próximo?

Las llamadas de Felipe VI a la unidad de España y al diálogo, a la concordia, etc., parecen vacuas e insensibles. Y más bien a lo que nos emplaza es a un auténtico y esperpéntico diálogo de besugos. Por un lado está el ultranacionalismo que no cede ni un ápice en sus principios de la unidad de España; por otro lado, el alocado Artur Mas y sus "cuperos" que nos llevan a una vorágine política separatista sin fin. Y así nos va?

Todo está por decidir en los pactos de Gobierno, aunque parece que ni Rajoy ni Pedro Sánchez gobernarán este país. Se habla de un alianza a la alemana, pero claro, sin ellos dos; o sea, contando con la pepera Soraya Sáenz de Santamaría y la socialista Susana. Díaz. Como dicen colegas entendidos, un pacto a la alemana a lo "Thelma and Louise". Puede ser. El caso es que en estas elecciones el candidato del PP, Mariano Rajoy, perdió más de tres millones y medio de votos y 67 diputados. El PSOE -que hace cuatro años obtuvo su peor resultado histórico, con su candidato actual Pedro Sánchez, ha perdido casi un millón y medio de votantes y 20 escaños. Además, los dos líderes del bipartidismo no han hecho la menor autocrítica al malograr la confianza de muchísimos españoles, casi nueve millones de votos de los partidos emergentes ¿Merecen Rajoy y Pedro Sánchez, que no se han enterado de nada, gobernar este país con tan nefastas credenciales? Pues no, sinceramente.