A ntes de empezar la campaña llegó Rajoy a la provincia zamorana, a Benavente en concreto, que luego no dispondrá de tiempo pues tendrá que atender a las grandes plazas. Además, Zamora es un vivero seguro de votos. O lo era, porque ahí están los resultados de las elecciones municipales y autonómicas. El presidente del partido del Gobierno, que busca desesperadamente el apoyo de los núcleos rurales, llegó, dio un mitin a los suyos subido en un banco público -cada vez tienen más carácter de película de Berlanga los actos del PP- dijo lo que dice siempre, añadiendo algún motivo local, y terminó con un paseo preparado, al que asistieron numerosos simpatizantes y curiosos, personas de edad en buena parte, con los inevitables niños dispuestos a que el político les acaricie la cabeza mientras sonríe tiernamente y le hacen la foto. Pero al alcalde de la ciudad, como no es del PP, ni siquiera se molestó en saludarle.

Por lo demás, pues eso: que apoya a los pueblos pequeños y a las diputaciones. Faltaría más, sobre todo a las diputaciones, donde tanto clientelismo se hace. Solo que el resto de los partidos tiene en sus programas electorales el objetivo de acabar con estas obsoletas y carísimas instituciones. Eso sí que sería ahorro ¿verdad? Pero tampoco pasó mucho más allá de ahí, aunque estaba en una Benavente que va a menos, que se ha quedado estancada hace décadas, que cerró la azucarera, y se encontró con la promesa de la Junta de Castilla y León de instalar una biorrefinería, que ha quedado en proyecto, a la par que no facilita ayudas a la iniciativa privada que pretende hacer realidad el plan incumplido. De lo que sí se acordó es del tramo de autovía Benavente-Zamora, pero no mencionó que fue el último construido de los 800 kilómetros de la ruta de la Plata. La provincia siempre la última. Si Rajoy se erige en defensor de lo rural, de la ganadería y la agricultura, apañado está el sector, lo acaba de rematar.

Luego, lo de siempre: que una cosa es opinar y otra gobernar, que España no está para hacer experimentos, y etcétera, incluida la defensa de la unidad nacional en la víspera de que el Constitucional fallase como nula la declaración independentista del Parlamento catalán, que no acata la sentencia. Se refirió también al compadreo que ha hecho perder al PP las alcaldías de Zamora y de Benavente entre otras varias. Eso es compadreo, pero salvar los ayuntamientos de Salamanca o León por el mismo sistema es normal y aceptable. Si mantiene esta tesis, como Rajoy será el más votado el 20D es previsible que no pida apoyos para su investidura, para que Ciudadanos le tire un salvavidas.

En Zamora el mayor interés no parece estar ahora en quién viene a soltar la propaganda de su partido, sea Rajoy o sea Pablo Iglesias, sino en ese tercer escaño del Congreso en liza, pues según un informe reciente, iría a parar a Ciudadanos en detrimento del PP. La representación del partido de Rivera se extendería a numerosas provincias, casi a todas. Se supone que en disputa con Podemos, que también sigue en alza y que cuenta con una intención de voto muy decidida y que no va a cambiar.