El primero fue allá por el año 1978. Organizaron una especie de Congreso dos amigos, Profesores de Historia del primer instituto que dirigí en Móstoles, y me invitaron a participar en el mismo cuando dirigía el segundo. Entre las múltiples actividades que hubo en tres días de reuniones con alumnos, venidos hasta de los Países Bálticos (recuerdo en especial una alumna sueca que "cayó" en mi grupo), una de esas actividades consistió en una visita al Palacio Real de Madrid. La recordaré siempre porque en ella tuve ocasión de estrechar las manos de los casi recién estrenados Reyes, ahora eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía. El rey invitaba al niño Felipe (hoy rey de España) a que confraternizara con los niños del cursillo y el príncipe se mostraba un poco rebelde a la insinuación. Eso recuerdo especialmente de aquellos días.

El de este año se ha celebrado de una manera especial en la ciudad de Albacete, con participación del alcalde, don Javier Cuenca García y el presidente de la Diputación, don Santiago Cabañero Masip, representado este (por motivos de agenda) en el acto principal por el Diputado de Educación.

Mi jornada, agotadora, comenzó en la estación de Atocha, donde tomé el AVE a las 9.30 de la mañana. Formalizada la inscripción en el Hotel Castilla de Albacete, muy cercano a la estación, me uní a un grupo, llegado de León, y nos dirigimos al Museo del Niño. Allí, una vez recibidos muy cariñosamente por la principal Organizadora, la maestra jubilada Pilar Geraldo Denia, nos sorprendió, con el mayor agrado, la visita al gran Museo (grande en extensión y monumental en contenido), guiada por su director, don Juan Peralta Suárez, otro maestro jubilado, natural de la jienense Torres de Albanchez y afincado en Albacete. El inconmensurable trabajo realizado por este señor tuvo para mí el mérito añadido de haber sido alumno de mi amado Instituto "Santísima Trinidad" de Baeza; pero esa fue la "guinda".

El llamado Museo del Niño ocupa todo un edificio de dos plantas remodelado de un anterior aulario y con un amplio pasillo cuyas paredes están adornadas con interesantísimas fotografías que representan materiales de educación y juegos infantiles. En las numerosas aulas se encuentra una fabulosa historia de la educación, por una parte, y de los juegos infantiles por otra. Se trata de materiales laboriosamente recopilados por don Juan y otras personas que han seguido sus instrucciones, recorriendo toda la actual Castilla La Mancha y lugares limítrofes. Muchos años empleados en realizar esta colección que merece un viaje, por costoso y molesto que sea. Para que sirva de orientación, diré que toda una estancia (antigua aula) está ocupada por un número elevadísimo de linternas mágicas, una de las cuales está hoy valorada en 15.000 euros. Con sinceridad, salí tan "emborrachado" con la contemplación que me resulta imposible recordar todo lo que vi y nos explicó don Juan con todo lujo de detalles. Para cualquier viajero que pase por Albacete y quiera recrearse con la vista de este Museo del Niño, diré que se halla en la calle Amparo, número 14B. Merece dedicarle un par de horas.

Desde el Museo del Niño, cuya visita comenzó a las doce, fuimos dando un paseo al restaurante para la comida señalada a las dos y media de la tarde. La comida, que duró otras dos horas y media, nos ofreció, como entrantes, platos típicos de la tierra, una sorpresa agradable al paladar. Los dos platos eran más universales, y el postre volvió a presentar el tipismo de la tierra. Con el café se completó el abundante almuerzo. Otro agradable y largo paseo nos condujo al hotel, donde aprovechamos, para descansar, algo más de media hora. A continuación nos encaminamos hacia el cercano edificio de la Excma. Diputación Provincial donde se celebró el acto principal de la jornada. Allí tuvo lugar la disertación de varias personas, cada una en representación de una distinta Institución o de un grupo distinto de los que trabajamos en el libro "Antón Pirulero. Antología de Juegos de la Infancia", fundamentalmente de poesía, que se presentó en aquel acto. Como feliz complemento de la jornada, en su intervención, el señor alcalde nos dio cuenta de un pleno municipal infantil que había tenido lugar aquella mañana en el Consistorio; y de la extraordinaria aportación de los niños convertidos en Concejales. Todo se completó con la inauguración del Museo Municipal, en el que se expusieron todos los cuadros proporcionados por los Ilustradores del libro mencionado. Mi jornada terminó, salvando el tremendo cansancio, en una satisfacción que me hará recordar para siempre este mi Segundo Día Internacional del Niño.