En el pueblo zamorano de Peleas de Arriba existía un albergue fundado por un religioso zamorano llamado Martín Cid, para atender a los transeúntes y peregrinos que recorrían la vía de la Plata. En ese entorno nació Fernando III El Santo. Sus padres, Alfonso IX, rey de León y su madre Berenguela, reina de Castilla, tuvieron que acampar en el lugar cuando realizaban una ruta de Salamanca a Zamora. Se conoce como fecha del nacimiento el 24 de junio de 1201.

Fernando III fue rey de Castilla y León a partir de 1230 porque a la muerte de su padre Alfonso IX, su madre doña Berenguela unificó los reinos que estaban repartidos entre los hijos Sancho y Fernando.

Durante su reinado, Fernando III, además de las numerosas conquistas, principalmente en Andalucía, que no es posible contar en esta corta reseña, promovió la traducción del fuero juzgo e impuso el castellano como lengua oficial de sus reinos en sustitución del latín. Mandó levantar las catedrales de Burgos y León, impulsó la Universidad de Salamanca para que se convirtiera en una de las mejores de Europa y fundó, en el lugar de su nacimiento, el monasterio de Santa María de Valparaíso.

Cuando murió en el Alcázar sevillano, el 30 de mayo de 1252, dicen que alzó los brazos al cielo y pronunció estas últimas palabras: "Señor: me distes reino que no tenía, y honra y poder que no merecí; dísteme vida, esta no durable, cuando fue tu voluntad. Señor, gracias te doy y te devuelvo el reino que me diste con aquel provecho que yo pude alcanzar y ofrézcote mi alma".

El cadáver del rey Fernando III el Santo recibió sepultura en la Catedral de Sevilla, tres días después de su defunción. Fernando III había dispuesto en su testamento que su cadáver recibiese sepultura al pie de la imagen de la Virgen de los Reyes, que se supone le fue regalada por su primo, el rey san Luis de Francia, y había ordenado además que su sepultura fuera sencilla, sin estatua yacente.