Esta, nuestra villa, estrena sus fiestas bajo un ámbito sociopolítico sin precedentes, ajeno a su larga trayectoria anterior, sellando punto y aparte con fecha e historia. Esta elección es tan trascendental que se filtra a los despachos de licenciados a estudio, en formas de hondas preguntando, ¿qué está pasando? Unas siglas de representación emergente nos gobiernan.

Eh aquí, la causa provocante de la razón. Para la ciencia sociológica es, incuestionablemente la madurez política como respuesta a los dolores de cabeza, acompañada de esperanza, riesgo y acaloramiento, de una sociedad que ve amenazado su bienestar, coloquio vecinal y familiar y, que a la vez lo considera como la base y principio de calidad de vida en sus calles, solanas y terrazas, y que jamás lo niegan en público, hasta los que han metido el aguijón.

Tampoco hay duda, que la ciencias en su progreso necesitan unas de otras, y para nada se equivocan cuando al someter a la información censurada a juicio, el baño de asombro, las conduce a concluir lo lejos que esta se halla de la dignidad e inevitablemente tan cerca del dinero, más aún rematando que la censura solo es aplicable a pueblos oprimidos y como consecuencia deprimidos.

Es por esto que Carbajales con su libre manifiesto, ha solicitado una sociedad valiente y respetable entre sí, informada y diáfana, al menos tanto como cuanto sus pobladores en humanidad lo son, demostrando que a la corta o a la larga así será, frente al incendio provocado por los intereses ocultos de perfil político imponente con control remoto de otros, que nunca se ven pero que su plumero los exterioriza.

El progreso democrático ha venido pausado, llega procedente de que la gente está harta y cabreada de los malos mirares, cabezas gachas y malas lenguas entre nosotros y en su reflexión actúa sin duda, apuntando que pretender desunir a la vecindad por la política queda solo para los que poseen enanismo social y poco crédito personal. Porque todos estamos vinculados, todos tenemos familia y amigos que son de otros y así sucesivamente. Espero y deseo que estas fiestas de septiembre que son de todos, nuestras zapatillas pisen fuerte la enemistad, predomine la juerga, el espante del día ocho, la cultura y los deportes.