La relación entre abuelos y nietos genera un recurso familiar más que evidente tanto para el desarrollo de los niños como para el desarrollo personal y social de los más mayores, sin obviar el apoyo económico que subyace a la hora de buscar fórmulas eficaces que permitan conciliar la vida familiar y laboral de los padres.

Los fuertes cambios sociales y económicos acaecidos durante las últimas décadas han transformado la estructura familiar. El sustancial aumento en las medias relativas a la esperanza de vida de nuestros mayores ha sido un factor determinante. En Europa, se viven más años y se viven mejor. Concretamente en el caso de España, ocupamos el tercer puesto del ranking comunitario, con 80,17 años para los hombres y 85,71 para las mujeres, solo después de Francia e Italia.

Este fenómeno de la prolongación de la esperanza de vida ha generado un colectivo muy amplio y cada vez más extenso de personas mayores que a pesar de estar fuera de su actividad laboral, cuentan con suficientes recursos y capacidades como para ocuparse del cuidado y la crianza de sus nietos. Desde esta perspectiva se produce un cambio radical ya que estas personas de edad pasan a convertirse de nuevo en activos productivos para nuestra sociedad, en especial para la infancia, lo que en cierta medida compensa el retorno de la inversión que se viene produciendo por parte del Estado a la hora de financiar la atención a la tercera edad. Antonio Sánchez, catedrático de Psicología e investigador, abogaba ya en el X Congreso de Gerontología por la implementación de este tipo de modelos de "envejecimiento activo", pasando de un modo receptor, en el que el mayor solo recibe atención por parte de los demás, a un modelo desde el que el mayor transmita.

Los datos evidencian estas nuevas realidades y según la Encuesta de Salud y Envejecimiento y Jubilación de Europa, uno de cada cuatro abuelos españoles cuida de sus nietos y dedica una media de siete horas diarias a ello. Estaríamos definiendo un nuevo rol de los abuelos como cuidadores de sus nietos, con la dedicación y la responsabilidad que ello conlleva en términos además de esfuerzo, tiempo y recursos compartidos.

Llegados a este punto en algunos países como Australia ya se han abordado investigaciones relacionadas con la sobrecarga que se produce en abuelos cuidadores. En estos trabajos se describen de forma clara episodios de estrés afectación física, emocional y social de estas personas que se pueden ver sobrecargadas en actividades y responsabilidades. En España la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología menciona también los problemas de estrés, ansiedad o depresión que pueden derivarse precisamente por este tipo de sobrecarga. Esta situación parece complicarse más cuando los nietos llegan a la adolescencia. Al respecto subrayar la investigación realizada por la profesora cántabra Ángela del Barrio, en la que apunta al brutal choque intergeneracional que se produce en lo referente a las nuevas tecnologías. Señala la autora que mientras nuestros adolescentes son "nativos digitales", los abuelos han vivido sus años muy lejos de las TICs, lo que conlleva que no puedan ejercer el control adecuado.

El catedrático en Psicología, y presidente de la Red Europea de Envejecimiento Activo y Saludable, Florencio Vicente Castro, expuso en el último Congreso Hispano Luso de Geriatría (Cobilla, 2014) el papel de los abuelos y el lazo especial que se crea dentro de las tres generaciones dando una serie de pautas para que este tipo de relaciones sean enriquecedoras. La clave parece estar en el enfoque positivo, propiciando relaciones enriquecedoras y constructivas en las que tanto el abuelo como el nieto encuentren su espacio de referencia. También en sus últimas investigaciones el doctor González Bernal describe la unión emocional positiva que se genera en este tipo de relaciones, reforzando el sentimiento de afectividad tanto de los abuelos como de los nietos. El citado autor pone énfasis en el valor que aporta la experiencia de "ser queridos" como contribución al propio desarrollo de la autoestima y del sentido positivo de la vida. En el campo de la comunicación señalar las aportaciones innovadoras del reconocido investigador y profesor José Antonio del Barrio, quien describe algunos atributos de los abuelos en este ámbito concreto, tales como el hecho de que se muestran entusiastas por lo que les comunican sus nietos, son pacientes, mantienen el ritmo del niño (no se apresuran a cambiar de tema), y valoran al niño al reconocer sus comentarios como importantes y dignos de prestarles atención.

Las claves que dan los expertos parecen resumirse en ese patrón de "amor incondicional" que en términos de desarrollo evolutivo fortalece la autoeficacia y mejora las relaciones por complejas que estas puedan ser. Los abuelos tendrán que hacer cursos de informática y adaptarse a los nuevos entornos pero también aprender a decir "No", cuidar sus espacios de ocio y, sobre todo, evitar cualquier sentimiento de culpabilidad.