Ya se sabe que dos y dos no son siempre cuatro. A veces ocurre que los números, en función de quienes los manejan, ofrecen resultados dispares. Y algo así sucede con los datos publicados por el Ministerio de Hacienda sobre las cuentas públicas territorializadas y que arrojan un saldo favorable a Castilla y León próximo a los 3.000 millones de euros en el año 2012. Pero, los números no siempre describen la realidad. Más bien, dibujan escenarios irreales y engañosos. Veamos. Si cogemos fríamente ese dato fiscal positivo, la Junta estaría tardando ya en encargar una efigie en bronce con el rostro de Cristóbal Montoro. Qué mínimo detalle que una generosa escultura para mostrar el agradecimiento a tan cuantioso superávit. Sin embargo, la realidad se impone y, a poco que uno viaje por el país, te das cuenta de que, salvo error u omisión, no ha sido precisamente Castilla y León el territorio mejor tratado por los diferentes Ejecutivos de la nación.

Que se lo digan si no a esos cientos de conductores que a diario se la juegan por la Nacional 122 en hileras interminables. Y es solo un ejemplo. Sinceramente, no veo a los ciudadanos de esta tierra sobrefinanciados, viviendo a cuerpo de rey. Ni he escuchado a nadie de esas otras autonomías supuestamente perjudicadas por el reparto fiscal clamando por un cambio de domicilio. Tampoco percibo que nuestros mayores, nuestros agricultores y nuestros escolares del medio rural sean la envidia cochina de quienes tienen autovías, servicios de transporte ininterrumpidos y el consultorio a la vuelta de la esquina. Pilar del Olmo, consejera de Economía y Hacienda, recuerda que, más bien, hay un déficit de 500 millones para cubrir los gastos esenciales. Y ¡oiga!, esto me pega más con lo que veo a mi alrededor o, por ser más concretos, en mi pueblo: Fontanillas de Castro.

No parece, por tanto, muy coherente ese tipo de anuncios. Una nefasta estrategia que introduce en el debate elementos de confrontación, porque todas las regiones harán la lectura que más convenga a sus intereses. Y porque quien exige recibir más de la caja común por haber aportado más parte del error de que el reparto de los recursos se basa en criterios territoriales y no en los de igualdad entre las personas.