El líder de Izquierda Unida ha protestado enérgicamente contra quienes atacaron una sede de IU en Madrid. Está en su derecho y le asiste toda la razón. Comprendo el cabreo del señor Lara y me solidarizo con él. No se puede entender que a estas alturas del siglo, los descontentos, los revanchistas, los nostálgicos, los antisistema, los casposos, los anarquistas, los perturbadores, los agitadores, los revolucionarios, sean quienes sean, la emprendan a pedradas o a cócteles molotov contra las sedes de los partidos democráticos, sean estos de izquierdas o de derechas, me da igual.

Tan deplorable y antidemocrático es atacar una sede política como acosar a un parlamentario, insultarlo, escupirlo o hacer un "escrache" a la vicepresidenta del Gobierno, madre de un crío pequeño, en la puerta de su domicilio particular. Ciertas actitudes no se pueden consentir precisamente en un estado de derecho, porque si para que yo me salga con la mía debo atentar contra el derecho de mi vecino, mal asunto, esto puede ser la selva.

El señor Lara, líder indiscutible de IU, arremetió contra la extrema derecha, directamente sospechosa de semejante comportamiento. Todos los extremos son malos, se sitúen donde se sitúen. Tengo para mí que al señor Lara debió pasársele por la cabeza la sombra de una sospecha relacionada con el partido en el gobierno. Como tienen mayoría y hacen lo que les da la gana, dentro y fuera del Parlamento, según la apreciación permanente de los señores Lara y Centella, pues lo mismo, aunque fuera durante una décima de segundo, el líder comunista debió ver la sombra de la gaviota planeando sobre la sede de su partido asaltado.

Hay que ir a por ellos. Esto de atacar las sedes de los partidos de izquierdas es cosa de la derecha. Esta derecha reaccionaria y antidemocrática que no deja vivir a quienes no piensan como ellos. Esta derecha que es la causante de todos los males que asolan al país y que no dejan crecer a la izquierda que representa IU y cuya suerte en las urnas está cambiando a pasos agigantados, por cierto.

Pues ya ve lo que son las cosas. A Cayo Lara le ha pasado lo que a la paloma de Alberti, se equivocó. Creyó que era la extrema derecha la causante del destrozo en la sede comunista cuando en realidad fue la extrema izquierda. Lo que son las cosas, uno de los dos anarquistas detenidos por disturbios en la huelga general del 14 de noviembre, y cuya liberación pidió públicamente Lara como si se tratara de una cuestión de Estado, lanzando dardos envenenados contra el Gobierno, contra los jueces, contra el sistema y contra todos y todo lo que en esos momentos se le ocurrió, uno de esos dos anarquistas fue detenido días pasados como autor material del ataque perpetrado contra una sede de Izquierda Unida en Madrid. Hay que saber elegir con cuidado, con mucho cuidado, no solo a los compañeros de camino, también a los aliados. A veces, dar la cara por según quienes conlleva el riesgo de que te la partan.