Hace un mes falleció Francisco Lozano Gil, quien fuera fundador y director General del Centro Médico de Zamora, pionero en nuestra provincia en la implantación de los cuadros médicos de seguros sanitarios antes de la existencia del sistema actual de Seguridad Social. Una de las personas que con mayor entusiasmo trabajó por la consolidación de un sistema privado de asistencia sanitaria en España. Mi padre.

Nacido en Jumilla (Murcia) en 1924 en el seno de una familia vitivinícola que participó en el origen corporativo de las Bodegas San Isidro en 1934, sufre siendo casi un niño los vaivenes de la Guerra Civil y la posguerra. Las pérdidas de su padre y de su primo Antonio, le abrieron un futuro marcadamente autodidacta.

En 1943 inicia su profesión de agente de seguros, en Valencia, bajo la batuta de Elíseo Pestaña y Olegario Domingo Morón, que le ficha para La Universal S.A., siendo su primer destino la ciudad de Vigo donde adquirirá conocimientos y experiencia en todas las facetas del seguro libre de enfermedad. En virtud de su carácter emprendedor, siempre dispuesto a viajar y seguir progresando, crea su propia compañía con sede provincial.

Breves estancias en Zamora, en sus muchos viajes desde Galicia a Madrid, agradaron a mi padre y en 1947 se instala aquí definitivamente, donde funda Unión Previsora Sanitaria con su cuadro médico de 33 médicos entre los que recuerdo a don Pablo Salinas, Ruiz de la Cuesta, Valbuena Artolazabal, García da Silva, Madrazo, Galache, Alfageme, Gandarillas... y don Ramón Martínez. Bajo su impulso, a finales de los 40, se abre el Sanatorio del Perpetuo Socorro en la Puerta de la Feria.

En los años 50 se instala en Zamora. Le imagino al volante de su Balilla recorriendo la ciudad y toda la provincia. Desde el principio mi padre encaja rápidamente en la sociedad zamorana y en los ambientes de la época como fueron el Biher, el Cuatro Naciones o el Casino, del que fue uno de sus socios más antiguos. Pronto estableció amistad con Emilio Rodrigo y Pedro Sánchez Dórigas, cuya hermana Emilia se convertiría en su esposa en 1952. Le promete «toda una vida me estaría contigo» y se casan felizmente en San Torcuato, siendo su hermana Mari y el propio Pedro, padrinos del enlace. Pronto aumentaría la familia con sus dos hijos, Paco y yo mismo, Antonio, quienes nacimos en el sanatorio que nuestro padre fundó.

En los 60 se convierte en uno de los cuarenta fundadores de UNEAS, que permitió recibir servicios sanitarios a los asegurados que se desplazaban de unas provincias a otras. En los 70 se integra en Adeslas atendiendo pólizas colectivas, dando servicio a mutualistas de Isfas, Muface, etc. Y a principios de los 80 funda el Centro Médico, referente de la sanidad privada en Zamora, recientemente cerrado tras cubrir con éxito más de 25 años de servicios, donde destacaron los doctores Castaño, Antón y Fonseca, entre otros.

Francisco Lozano fue precursor junto a otros jóvenes que con gran abnegación, en los años 40, crearon un nuevo modelo sanitario privado en nuestro país, un modelo que ha permitido a muchos médicos del sector público poder desarrollar una actividad complementaria y a muchos pacientes la posibilidad de acceder a una medicina individualizada y de calidad.

Mi padre no se deshacía en gestos cariñosos pero sí era un padre responsable, siempre preocupado por su familia y el futuro de sus hijos; no nos regalaba abrazos pero sí sabios consejos; no se prodigaba en besos pero sí nos transmitió el amor al prójimo pensando en hacernos hombres honrados y de bien. En los años de su enfermedad brotó espontánea la ternura que tenía reprimida de los años duros de posguerra, mostrando la gran persona que fue, perfecta combinación de fuerza y ternura. Como hijo suyo, siempre supe de su cariño, pues cuando fue necesario siempre estuvo allí, conmigo.

Francisco Lozano fue un hombre hecho a sí mismo, que alcanzó el éxito en todo lo que se propuso, un padre de familia responsable y entregado, dotado de un carácter fuerte, imaginativo y emprendedor que ha dejado su impronta en Zamora, ciudad que le acogió y él hizo suya.