El Museo Etnográfico acogerá el próximo sábado -el día 21 a las 18.00 horas- una charla para presentar el concierto "Winterreise", que interpretarán el tenor Mark Padmore y el pianista James Baillieu. El acto tendrá un presentador de lujo, el zamorano Pablo Lorenzo Rodríguez, a quien avala un currículo extraordinario como profesor, músicólogo y crítico en medios como el diario El País.

-Háblenos de su formación.

-Estudié Musicología en Salamanca, lo lógico para los zamoranos. Conocí a un profesor de la Universidad de Zaragoza, me invitó a hacer la tesis con él y me trasladé a Aragón. Trabajé allí brevemente como profesor hasta que se creó la titulación de Historia y Ciencias de la Música en Logroño, donde he estado vinculado desde entones como docente.

-¿También se inició en la interpretación?

-Toco el violín. Tuve como profesor privado a Agustín León Ara. Cuando me orienté al doctorado dejé atrás la carrera de violinista y me centré en la faceta musicológica.

-Apostó más por el conocimiento que por la interpretación?

-Me parece muy complicado compaginar ambas facetas y en España no hay tradición. En países como Inglaterra es habitual que un instrumentista o un cantante tenga una carrera universitaria. Aquí, el conservatorio está separado del ámbito intelectual y el músico no suele cultivarse intelectual.

-Ha firmado diversas publicaciones sobre la música del XVII al XIX, ¿es esa su especialidad?

-Mi tesis doctoral estuvo centrada en la época de Carlos II en Madrid. A partir de ahí he hecho cosas del siglo XVIII y, esporádicamente, del XIX. El violín acabó siendo una pasión musicológica que me llevó a participar en el Concurso Wieniawski de Poznan (Polonia). En todo caso, mi foco de atención musicológica ha sido siempre el XVII. Lo último que he escrito es el capítulo de música religiosa que se publicará en el tomo de la Historia de la Música Española que edita el Fondo de Cultura Económica.

-Hace años inició una tarea de colaboración con diversos medios de comunicación. Supongo que está convencido de que la divulgación es una "obligación" para los historiadores?

-Así es. El gran problema de la musicología en España es que ha estado anclada en los archivos y la investigación erudita, y no ha bajado al terreno de la divulgación, lo fundamental. Musicólogo en España está asociado a algo erudito y pedante. Se suele decir: "Esto es demasiado musicológico", para referirse a algo pesado. Ha habido una obsesión por descubrir al Mozart y al Beethoven españoles en los archivos que ha generado mucho conocimiento, pero a espaldas de la sociedad.

-La experiencia del Pórtico de Zamora demuestra que todo ese conocimiento se puede acercar con éxito al ciudadano, ¿no cree?

-Estoy completamente de acuerdo, aunque el Festival no debe quedarse exclusivamente en recuperar música antigua. Debe evolucionar para dar a conocer en España la música de otros compositores o experiencias estéticas como el ciclo "Winterreise" de Schubert o la del año pasado, el Cuarteto del fin de los tiempos de Messiaen. Como crítico, he tenido la fortuna de visitar todos los grandes festivales que hay en Europa -Salzburgo o Lucerna entre ellos- y estas actuaciones son habituales allí. No es incompatible con Zamora, sobre todo, gracias a los magníficos intérpretes que Alberto Martín trae cada año.

-También ha escrito numerosos programas de mano. Alguno podía llegar a pensar que este material se escribía solo, pero tiene que haber un experto detrás?

-Es algo muy importante porque es la forma de introducir al público en la obra musical. Es curioso, pero un texto lleva más trabajo cuanto más sencillo es. Hacer asequible la obra de un compositor como Mozart o como Brahms requiere un conocimiento muy profundo. A veces se piensa que en la divulgación basta con saber un poquito y yo creo que ha de estar en manos de los grandes especialistas, los musicólogos. Que los periódicos incluyan a expertos en la crítica es lo normal en países como Inglaterra.

-Fruto de esta inquietud por la divulgación surge una colaboración estrecha con el diario El País, ¿le ilusiona esta tarea?

-Me parece algo muy importante para el musicólogo trabajar en un medio de prensa. Empecé a hacer crítica muy tarde, después de doctorarme. me inicié escribiendo a través de Internet y en revistas como Audio Clásica o Scherzo, y de ahí surgió mi interés por explicar la música.

-Precisamente, Scherzo es la publicación fundada y dirigida por Antonio Moral, director del Centro Nacional de Difusión de la Música que coproduce el Pórtico de Zamora?

-Antonio Moral, que consigue hacer ciclos de éxito con apenas dinero, es uno de los grandes animadores de música de la actualidad. Tiene a sus espaldas una trayectoria muy vitalista en diversos festivales o como director artístico del Teatro Real.

-Objetivamente, si nos olvidamos de que somos zamoranos, ¿es cierto que el eco del Festival de Zamora ha llegado muy lejos de la ciudad?

-Sin lugar a dudas. De hecho, las primeras personas que me hablaron del Pórtico no eran de Zamora, como Juan Ángel Vela del Campo o a Luis Suñén. Después conocí a Alberto Martín, al que recordaba de nuestros viajes a la universidad en Salamanca en autobús. Al fin, esta es la primera vez que puedo asistir al Festival porque siempre en esta época siempre estoy con los exámenes.

-¿Qué tiene la iglesia de San Cipriano además de una acústica perfecta?

-Yo tengo la experiencia de haber tocado muchas veces en la iglesia de San Cipriano porque en mi juventud acompañaba las bodas con el violín. Tiene una reverberación sensacional, ese aura espiritual propia de estos edificios que hace que el intérprete dé lo mejor de sí.

-"Winterreise" es el concierto central de la edición número trece del Pórtico, ¿cómo explicaría a los zamoranos esta obra?

-Es una experiencia única. La definición más perfecta de un viaje interior tras un desengaño amoroso, algo al que todo ser humano se ha enfrentado alguna vez en la vida. Son 24 canciones, otras tantas maravillas. Schubert reconoció que era lo mejor que había compuesto en su vida, el autor que convirtió el "leid" -canción de voz y piano- en una obra musical de una dimensión completamente nueva.

-Por lo que dice, ¿vamos a disfrutar y también a sufrir en este ciclo?

-Desde luego. Existe una necesidad de entender el texto y el alemán es muy complicado para nosotros. Asimismo, es fundamental fijarse en la expresión del intérprete.

-Por lo tanto, será clave la complicidad del tenor Mark Padmore, la estrella de este Festival, con la obra.

-Claro. Además, Padmore se caracteriza por una evolución impresionante. Está dando el paso a la dirección de las Pasiones de Bach además de cantar, algo que va a hacer después de venir a Zamora. Sigue siendo el mejor Evangelista de las Pasiones de Bach que hay en la actualidad y no va precisamente de divo por ello.

-Y quizá sea aún más impresionante en una iglesia pequeña del siglo XII, ¿no cree?

-Son los lugares que requieren estas obras tan recogidas. Cualquiera que vaya, saldrá transformado porque es un ciclo de más de una hora muy especial.