El MMT Seguros logró ayer imponerse en uno de los feudos donde más le cuesta jugar, el Pabellón Braulo García, donde superó a un Grupo Covadonga que metió un buen susto a los zamoranos en el tramo final de partido. Un desenlace al que parecería que llegarían los pistacho con tranquilidad tras la primera parte, pero en el que sufrieron lo indecible para agarrar los dos puntos en juego.

Grupo Covadonga es la "bestia negra" de los "Guerreros de Viriato". O eso siempre se ha dicho a raiz de sus duros enfrentamientos desde aquellos años en Primera Nacional. Por ello, el cuadro de García Valiente no podía saltar a la pista de otra manera que no fuera al 100%. Y eso, acabó dándoles el partido.

No pudo empezar mejor el MMT Seguros en el Braulio García. Firmando un parcial de 0-3 y demostrando tanto contundencia en defensa como efectividad en ataque. Octavio marcaba la pauta de juego y el Grupo Covadonga se sentía abrumado. Sin embargo, superada esta efervescencia inicial, reaccionó el cuadro local comprimiendo el marcador hasta el 3-4 superado los diez primeros minutos.

La contienda parecía destinada a ser ese choque igualado que los precedentes dictaban pero no fue así. Más bien todo lo contrario, Su guión pasó a ser un monólogo pistacho ante el que nada pudo hacer el bloque gijonés.

Fafa y Adrián Prieto, por partida doble, convirtieron las paradas de Leo Maciel en un nuevo parcial positivo que obligó a Chechu Villaldea a pedir tiempo muerto (3-7). El parón técnico del míster local no surtió el efecto deseado y Cangiani, mostrando ese hambre del que hablaba tras su dura viviencia en el Mundial, se exhibía para rentabilizar la gran labor defensiva zamorana. El y Ceballos acribillaron al contragolpe a un Grupo Covadonga desconocido, necesitado de otro parón para intentar reaccionar (3-9, m. 16), Pero ni así.

Ese buen partido que García Valiente deseaba para que se viera lo duro que han trabajado sus chicos desde Navidades estaba teniendo lugar. La ventaja del MMT Seguros se ampliaba en un claro dominio de los "Guerreros de Viriato", nueve goles arriba tras una gran acción de Mouriño (4-13). Tan entonado estaba el bloque zamorano que ni la exclusión de Abalós a seis minutos del asueto enganchó a los asturianos en el partido.

El MMT Seguros parecía una máquina de fabricar buen balonmano. Con un Leo Maciel sensacional bajo palos, una defensa capaz de secar a su adversario por 20 minutos de juego, y un ataque que solo encontró obstáculos en la gran calidad de Jorge Martínez. El portero, fantástico, evitó un escándalo mayor al 5-13 con el que se alcanzó el descanso.

De "bestia negra", Grupo Covadonga había pasado a ser una "bicoca". Pero, el historial no miente y, tras el descanso, la "estafa" terminó, pudiendo ver a ese rocoso cuadro asturiano que siempre vende cara la derrota.

Tras varios minutos intercambiando golpes, con Ander Iriarte poniendo fin a los conatos de rebelión gijonesa, llegó un momento clave. Paraja fue descalificado y, lejos de trastocar sus planes, los locales encontraron estímulo para su definitiva reacción.

La roja hizo aumentar la presión en el Braulio García y el duelo pasó a ser una completa locura en todos los sentidos, comenzando por el arbitral pues Muñoz Díaz y Posada González señalaron exclusiones de forma contínua para uno y otro equipo sin que pudieran mostra su juego. Un carrusel de inferioridades y superioridades que, sumados a la prisa por anotar del Grupo Covadonga, hizo perder la manija del choque al MMT Seguros.

Los "guerreros de Viriato" ya no encontraban tantos espacios, no podían correr y sufrían ante el empuje de los gijoneses más jóvenes. Ellos, junto con el sobresaliente Jorge Martínez en portería, redujeron diferencias en el tanteo (13-18, m. 45).

Para colmo de males, Prendes se mostró infalibe desde los siete metros y llevó a su equipo hasta un peligroso 20-22 a poco más de dos minutos del final. Un desenlace en el que los asturianos apostaron por una defensa individual sobre un MMT Seguros con cuatro jugadores que, sin embargo, mantuvo la calma y tiró de la calidad de Fafa para alcanzar el triunfo esperado dada su gran primera mitad.