En Bakú más que en ningún otro circuito nadie puede estar seguro hasta que los coches pasan bajo la bandera a cuadros. Todo es posible, incluso que Fernando Alonso saque seis puntos con su McLaren de la nada. En Bakú logró el asturiano el pasado año sus primeros puntos -fue noveno en la que era la octava cita de la temporada- y en la capital de Azerbaiyán lograba ayer otra séptima plaza, la tercera consecutiva del año, cuando nadie hubiera apostado unos céntimos por el bicampeón ovetense a diez giros del final. Es la magia de este circuito imprevisible, que mezcla la veloz recta de Monza con las curvas superlentas de Mónaco; donde no sólo se necesita sabiduría sino también fortuna, y en el que junto a la séptima plaza de Alonso hay que destacar la quinta del madrileño Carlos Sainz con el Renault, su mejor clasificación de la temporada.

La victoria fue para un Lewis Hamilton (Mercedes) bendecido por la varita de la fortuna y que relanza su candidatura al título. El británico era tercero tras Vettel (Ferrari) y su compañero Bottas a dos giros de la conclusión, pero salió beneficiado primero de la pasada de frenada del alemán cuando quiso adelantar al finlandés, y luego del pinchazo de éste en plena recta y a cerca de 340 kilómetros/hora. Primera victoria de la temporada para el campeón vigente, la 63.ª ya de su palmarés, que se hace así con el liderato del campeonato con cuatro puntos de renta sobre un Vettel que en aquel intento de adelantamiento a Bottas dejó los neumáticos en el chasis y que acabó siendo adelantando por Raikkonen y un "Checo" Pérez que repite la tercera plaza en el podio lograda aquí el pasado año.

Pero vayamos con el nuevo milagro de Fernando Alonso, el único piloto de la parrilla junto a Hamilton y Vettel que ha puntuado en las cuatro carreras que se llevan disputadas hasta el momento; un dato por sí solo ya descomunal teniendo en cuenta las diferencias existentes entre sus monturas. Lastrado una vez más por la falta de velocidad punta de su McLaren -y ya ha quedado claro desde hace tiempo que no era un problema en exclusiva del motor Honda, sino también de la deficiente aerodinámica del coche pergeñado en Woking-, el asturiano, que salía desde la decimosegunda plaza de la parrilla, a punto estuvo de quedar fuera de carrera en la primera vuelta víctima de las prisas de Hulkenberg (Renault), que se tocaba con Sirotkin (Williams) cuando intentaba pasar por donde no había hueco y que llevaba al ruso a empotrarse con la parte derecha del monoplaza del asturiano.

Con el neumático delantero derecho pinchado y el trasero desaparecido, ya fue todo un logro que el ovetense alcanzara el box. Cuando se reintegraba a la carrera lo hacía en la decimoséptima plaza y, lo que es peor, con el fondo de su MCL33 dañado, lo que lastraba aún más su aerodinámica. Pero piano piano; consciente de que nunca nada es definitivo en Bakú, Alonso se mantuvo en pista y comenzó una lenta pero constante remontada que le llevó justo en el ecuador de la carrera (vuelta 25 de 51) a situarse por vez primera en los puntos al arrebatar la décima plaza a Leclerc (Sauber). Fue algo muy fugaz, pues el francés recuperaba la plaza en el giro siguiente y el ovetense caía en el 29.º a la decimosegunda posición al pasarse de frenada y ser superado por Stroll (Williams).

Con Vettel, Bottas y Hamilton claramente destacados por delante, la carrera parecía sentenciada a falta por conocerse el desenlace del despropósito vivido dentro de Rend Bull con la pelea fratricida que Verstappen y Ricciardo venían manteniendo desde que en la salida el holandés arrebataba la cuarta plaza al australiano. Pelea surrealista, al límite de lo absurdo, que no supieron controlar desde el puente de mando del equipo y que terminó de manera cruenta en la vuelta 41. Ricciardo, que había recuperado la cuarta plaza con un adelantamiento superlativo en el giro 35 sobre su "compañero", y que la había perdido poco después en el paso por el garaje para cambiar los neumáticos, intentó entonces el más difícil todavía para acabar empotrado en el coche de su compañero. Ambos pudieron tener culpa en el accidente, pero el responsable principal fue el equipo por no saber imponer cordura ante la insensatez. Tiene un problema grave Red Bull con el carácter impetuoso de Verstappen y no debe confiar siempre en que sea el australiano quien ceda el paso y eluda el cuerpo a cuerpo. Lo de ayer -y no es la primera ni la segunda vez que ocurre- debe hacer recapacitar a la escudería energética. Un simple dato: Verstappen, el considerado piloto del futuro, tiene un presente decepcionante, con 18 puntos en el casillero (un quinto, un sexto y dos abandonos.

El accidente de los Red Bull provocó el segundo coche de seguridad del día. Bottas, que aún no había cambiado neumáticos, se veía entonces beneficiado pues aprovechó el momento para pasar por el garaje y regresar a la pista por delante de Vettel y Hamilton, siendo cuarto un Raikkonen que venía de remontar desde la decimosegunda plaza a la que caía en la primera vuelta tras un choque con el Force India de Ocón. Algo más por detrás, Sainz era séptimo y Alonso volvía a la zona de puntos, décimo, tras ganar dos posiciones por el accidente de los Red Bull.

Con el coche de seguridad en pista (no se retiró hasta completado el giro 48) Grosjean, que era sexto, comete un error de novicio y al zigzaguear para calentar los neumáticos lo único que consigue es empotrar su Haas en el muro. Otra plaza que ganan Sainz y Alonso, sexto y noveno cuando se reanuda una carrera que iba a decidirse en sólo tres vueltas. Pero qué tres vueltas. Primero Vettel se equivoca al intentar adelantar a Bottas tras la relanzada y en su pasada de frenada se queda sin neumáticos? y sin podio, al tiempo que Fernando Alonso daba cuenta de Stroll para situarse octavo. Y aún ganarían todos una plaza más cuando Bottas, líder con una renta que debía ser definitiva, sufría un pinchazo en plena recta al pasar su Mercedes por encima de uno de los trozos de fibra sembrados por los Red Bull en su accidente.

Así, a veces, se escribe la historia. Bakú resulta imprevisible y hay que estar atentos para pescar en el río revuelto de sus aguas. Lo estuvo Hamilton, ya líder del campeonato, y lo estuvieron Sainz y sobre todo un Alonso que gracias a sus manos está logrando tapar las miserias del McLaren. Para la próxima cita, el Gran Premio de España en Montmeló, el 13 de mayo, han prometido desde Woking, el cuartel general de McLanren, grandes e importantes novedades en el chasis del MCL33. Bienvenidas sean, porque no siempre puede esperarse que los domingos toque milagro. Ya van muchos este año.