A Lewis Hamilton todo le sale bien en esta segunda parte de la temporada, como todo lo que es susceptible de salir mal le sale mal a Ferrari. Y no es una simple cuestión de fortuna o de azar. Mercedes combina velocidad con fiabilidad, tanto de mecánica como de pilotos, mientras el cavallino, que inició la campaña dominador y orgulloso, se enfanga entre errores, torpezas y fallos mecánicos, lo que está dando alas a Red Bull para hacer fijos a sus pilotos en el podio.

Así se explica la victoria ayer del británico en el Gran Premio de Japón, la 61ª de su carrera y octava de la temporada; una victoria clara por delante del holandés Marx Verstappen y del australiano Daniel Ricciardo mientras el alemán Sebastian Vettel seguía el devenir de la prueba desde el garaje tras abandonar a las primeras de cambio por culpa del fallo ¡de una bujía! en el motor de su Ferrari. Y ello sólo una semana después de que el turbo le dejara tirado en la primera clasificatoria de Malasia condenándolo al último puesto en la parrilla.

Fernando Alonso finalizaba, por su parte, al borde de los puntos, undécimo, tras ganar nueve plazas en pista después de salir en la cola de la parrilla, mientras Carlos Sainz tenía una desafortunada despedida de Toro Rosso -en Austin debutará dentro de dos semanas como piloto de Renault- al abandonar en el giro inicial por culpa de un pinchazo. Hamilton se va de Suzuka con una enorme sonrisa en el rostro y un pan de éxitos bajo el brazo. Nunca antes el piloto inglés había logrado la pole en el trazado nipón (sí en Fuji, donde la logró en 2007 y 2008 cuando corría con McLaren) y ahora suma un doblete pole-victoria con un valor muy especial. El de la pole, porque el de Suzuka era el único circuito del actual calendario en el que el piloto de Mercedes no había conseguido la primera plaza en la parrilla; el de la victoria, porque le sitúa a un paso de su cuarta corona mundial. Un cuarto entorchado con el que igualar a Vettel y al francés Alain Prost, quedar a uno del argentino Juan Manuel Fangio y a tres del campeonísimo Michael Schumacher.

Las cuentas son claras: Hamilton aventaja en 59 puntos a Vettel (306 por 247) a falta de cuatro carreras para la conclusión del campeonato, por lo que en la próxima cita, en el Gran Premio de Estados Unidos, puede ser ya campeón. Para lograrlo en este primer match ball de la temporada necesitaría ser primero y que Vettel no pasara de la sexta plaza, o finalizar segundo y que no puntúe el alemán.

La carrera, en principio, se antojaba especialmente interesante con Hamilton y Vettel en primera línea, lo que no ocurría desde el Gran Premio de Bélgica. Pero la corta recta de salida y la primera curva dictaban ya sentencia. Hamilton defendió sin problemas la pole al tiempo que el motor del Ferrari de Vettel se venía abajo. Los Red Bull no perdieron la oportunidad y Verstappen adelantaba a Ricciardo situándose segundo y tercero, respectivamente. Y no hubo más que contar. Hamilton se limitó a cuidar su espalda replicando la estrategia de Verstappen y tuvo incluso un punto de fortuna al final, cuando el holandés le apretaba las clavijas, al verse beneficiado a la hora de doblar a Fernando Alonso y a Felipe Massa.

Ganó en ese doblaje unos metros decisivos Hamilton (todo lo que le puede salir bien le sale bien) como los perdió en esa misma operación un Fernando Alonso que tras haber salido vigésimo llegó a soñar con los puntos. Se situó décimo el asturiano mediada la prueba antes de realizar el cambio de neumáticos, y afrontó las seis últimas vueltas a la caza de Massa en busca de ese último punto de la tabla con el que dulcificar su última carrera con el motor Honda en el trazado propiedad del fabricante japonés. Pero cuando el ovetense alcanzaba el rebufo de Massa con seis vueltas aún por disputarse llegó la hora de que la tostada, una vez más, cayera del lado de la mantequilla en el garaje de McLaren. Primero un coche de seguridad virtual provocado por el accidente de Stroll, y la llegada justo después de Hamilton y Verstappen privaron al asturiano del tiempo necesario para "trabajarse" a Massa, que entorpeció de manera notable a Verstappen ganando un espacio decisivo. Sólo tuvo una oportunidad Alonso para atacar en la última vuelta y el brasileño le cerró con acierto la puerta del último punto en juego.

El "Circo" se traslada ahora al continente americano para afrontar las tres próxima citas -Estados Unidos, México y Brasil- antes de cerrar el calendario de Abu Dhabi, y lo hace con Hamilton llamando a la puerta de su cuarta corona. En el circuito texano de Austin, el día 22, tendrá la primera oportunidad y para entonces ya se supone que Fernando Alonso haya dado su conformidad a defender la próxima campaña los colores del nuevo McLaren-Renault.