El luxemburgués Bob Jungels (Quick Step), maillot blanco del Giro como mejor joven, logró su primera victoria en una prueba World Tour en un atípico esprint entre favoritos, en el que el colombiano Nairo Quintana fue segundo y arañó 6 segundos en la general a la maglia rosa, el holandés Tom Dumoulin (Sunweb).

Jungels, de 24 años y cinco días, obtuvo premio a su ambición. Atacó en la última subida, seleccionó el grupo y en la recta de meta, con los favoritos en acción, fue el más rápido. Se adelantó a Quintana, en labores de velocista, y al francés Thibaut Pinot.

Otra victoria para el Quick Step, la quinta, en un Giro del Centenario estelar para la formación belga. Jungels se unió al festival del colombiano Fernando Gaviria, con 4 triunfos el rey del las "volatas".

No hubo cambios en la general en vísperas de la jornada de descanso que dará paso a la terrible última semana de montaña, finales en alto y crono final en Milán. Dumoulin mantuvo la maglia rosa, eso si, con un arañazo de 6 segundos por parte de Quintana, que sorprendió en los últimos metros, emulando a su compatriota Gaviria.

Un rasguño sin demasiada importancia, si acaso con más valor moral, pues el colombiano tendrá por delante una ardua tarea ante un Dumoulin que tampoco se quiso jugar el cuero en la recta de meta. Tiene a la "Mariposa de Maastricht" a 2.41 minutos, y para enjugarlos tendrá dos finales en alto y etapas de montaña a su medida. Tan a la medida como la crono milanesa para la maglia rosa.

Pinot se mantuvo en la tercera plaza a 3.21, Nibali, que se dejo ver subiendo a la parte alta de Bérgamo, a 3.40 y el ruso Zakarin a 4.24. Desapareció de la general el estonio Tanel Kangert (Astana), quien se comió una señal de tráfico a 10 de meta. También se cayó el propio Quintana en el descenso del Miragolo San Salvatore, pero sin consecuencia alguno. Agarró la bici de Rojas y enseguida enlazó con el grupo.

Una etapa disputada a ritmo muy elevado desde el principio, a 46,5 kms/hora, de perfil llano en los primeros 150 kilómetros y final peligroso, con subidas, adoquines y algún muro hacia la parte antigua de Bergamo, la "Ciudad de los Mil", por los voluntarios que se alistaron al ejercito de Garibaldi.

Se formó la escapada de 10 corredores con Fernando Gaviria en la tripulación, pero el pelotón los mantuvo a raya en todo momento. En la Cota de San Salvatore (2ª) cedieron más de la mitad de los voluntarios y quedaron Rolland, Van Rensburg, Deigna, Molard y Luis León Sánchez, quien se unió llegando del gran pelotón.

El grupo se entendió para intentar jugarse entre ellos la victoria. Coronaron el Selvino (3ª), 7 km al 6 por ciento, a 20 de meta, pero no terminaban de abrir diferencias.

A 4 de meta ya no había fuga alguna, aunque Rolland se empecinó en seguir en solitario por la calzada Pedregosa de Bergamo, en el escenario del Giro de Loambardía, donde los clasicómanos debían imponer su ley.

En la subida hacia la parte monumental atacó Jungels con convicción, y abrió hueco, pero Nibali no le quiso permitir el despegue al luxemburgués. El "Tiburón" quería dar el primer mordisco al Giro y se desmelenó de manera que seleccionó un grupo de 8 con todos los nombres importantes.

Hecha la criba, y con el pelotón partido, los favoritos entraron a la batalla final por la etapa y las bonificaciones. Mollema arrancó de muy lejos pagó la osadía. Por detrás tomó posiciones Pinot y se le pegó a rueda Jungels, quien agarró la primera plaza para no soltarla.

Mientras Dumoulin daba por bueno tachar un día más en el calendario, Quintana llegó en silencio, desde atrás, para rebañarle seis segundos. No decisivos, pero todo suma. Y no es poco el tiempo que tiene que recortar el boyacense, quien se fue a descansar y a soñar con las altas montañas del Giro del Centenario.

El Giro disfrutará el próximo lunes de la tercera y última jornada de descanso antes de afrontar la semana decisiva. El martes una de las etapas reina con el Mortirolo y el Stelvio y después días de montaña, con dos finales en alto y la crono final del domingo día 28, que puede resultar decisiva.