Agridulce. Así tuvo que saber al Caja Rural el empate (1-1) cosechado ayer frente al Rayo Vallecano B en el que era su primer partido de 2017. Un encuentro abierto, entre dos equipos con buena predisposición y las ideas muy claras en el que las zamoranas encontraron premio a su esfuerzo puntuando ante un duro rival, un contrincante que tomó ventaja con un gol ilegal a todas luces.

Arrancó la contienda con novedades en el bloque de Sami Merino, donde las menos habituales y la debutante Lucía dieron la talla en todo momento ante un Rayo B que, si bien trenzaba mejores jugadas que las locales, encontraba mucha dificultad en la alta presión que ejercían las zamoranas.

El Caja Rural planteó batalla en todo momento a un cuadro madrileño que apenas inquietaba a María Garretas, sin problemas en los disparos lejanos a los que se enfrentaba. De hecho, su coraje, le permitió robar un par de balones y gozar de alguna que otra ocasión de gol. Sin embargo, sus remates fueron siempre desde posiciones muy escoradas, encontrando una buena respuesta de la meta visitante.

El partido, aunque atractivo, se regía por la solidez defensiva de ambos onces. Por ello, apenas se dieron ocasiones a la espera de un primer gol que cambiara algo el guión de un duelo en el que Caja Rural y Rayo B hacían por ganar la contienda sin demasiado éxito.

Como era de esperar, ese primer tanto llegó de un error. Pero no de uno de los contendientes sino del trío arbitral. Ocurrió en el minuto 24, cuando Ana se encontró el balón en área del Caja Rural tras una serie de rechaces que llevaron a María Garretas lejos de su portería. La delantera, en claro fuera de juego con solo una defensa entra ella y el gol, remató a la red y puso por delante a las visitantes.

La jugada resultó determinante. Principalmente porque el Caja Rural se vio forzado a arriesgar durante los siguientes minutos mientras el Rayo Vallecano B se dedicó a acumular ocasiones en esporádicos ataques conscientes de que el tiempo corría a su favor.

Las madrileñas pudieron sentenciar en un par de remates antes del descanso, momento en el que el partido cambió su desarrolló.

En la segunda mitad, el Rayo Vallecano B decidió no arriesgar y terminar el partido al contragolpe. Mientras, por su parte, el Caja Rural regresó de vestuarios con la intención de mandar, de buscar el empate y de no dar tregua a su rival. Así pues, las zamoranas se hicieron con el control del esférico y comenzaron a buscar con ahínco la meta rival.

El buen juego del bloque de Sami Merino, sin embargo, no obtenía su premio. Eran escasas las oportunidades de gol y, cuando estas se presentaban, la zaga o la meta rival se interponían. Como en la volea de Bea al cuarto de hora de la reanudación, que repelió el larguero tras fenomenal estirada de Cristina.

El choque parecía abocado a un triunfo visitante, que cerca estuvo de certificarse en un par de contras del Rayo Vallecano B. Pero la entrada de Saritilla y Cynthia otorgó a las zamoranas el empuje necesario para evitar la derrota. Así, cuando el pitido final se aproximaba, una buena jugada por banda derecha llegó a pies de la pequeña 7, que remató cruzando en exceso el balón hacia el segundo palo donde, por fortuna, apareció su compañera para rematar el cuero con furia al fondo de las mallas poniendo un 1-1 que premiaba la entrega local pero que se antojó corto dado los méritos realizados por el Caja Rural.