A la entrada en los Alpes, la pelota está en el tejado del Movistar. Nairo Quintana ha dejado los deberes para el final y como ya hizo en 2013 y 2015 y deberá quemar las naves en cuatro jornadas alpinas si quiere recortar los 3 minutos que Froome tiene de renta.

El de Cómbita no ha dado sensación de estar en un gran momento de forma, como dijo en la salida del Tour, y se ha dedicado a aguantar la rueda de Froome y sus chicos y a cometer algunos errores que le han lastrado desde la primera semana.

Terreno tiene para asaltar el reinado de Froome, aptitudes también. Pero, ¿tiene ahora las fuerzas suficientes para enjugar 3 minutos?. ¿Cuándo y dónde hará la emboscada?. ¿Tendrá al equipo a su lado en la hora de la batalla". En Movistar nadie tira la toalla y Nairo anuncia su parte de guerra. Las preguntas están en el debate, con el punto de partida de que Froome tiene el Tour "casi" resuelto.

Tras el descanso en Berna, el recorrido a partir de este miércoles y hasta el sábado ofrece un menú de cuatro etapas para temblar. Comienza con una jornada cien por cien Suiza con final en la inédita cima de Finhaut Emosson, una subida que Froome conoce del Dauphine 2014, de 10,5 kms al 8,4 por ciento de pendiente. Por sus características es similar al Alpe D'Huez. Antes del puerto final hay que afrontar el Col de la Forclaz (13 km / 7,9%)

Tal vez la cita que más quebraderos de cabeza provoca a los favoritos es la cronoescalada del jueves entre Sallanches y Megève, de 17 kilómetros. Las diferencias que marque el reloj podrían perfilar bastante el podio de París.

Por si fuera poco, restarán dos etapas de enorme dureza. La del viernes entre Albertville y Saint-Gervais Mont Blanc, corta, de solo 146 kms, con el paso de la Bisanne, de categoría especial (12,4 kms al 8,2 %) y el ascenso final de 9,8 km al 8%.

El remate final entre Megéve y Morzine lo pondrán el Aravis, La Colombiere, Ramaz (13,9 km / 7,1%) y Joux Plane (11,6 km / 8,5%), a solo 12 de meta.