La final del salto de altura del último Campeonato de España en Sala fue seguramente la de mayor nivel medio de toda la historia, pero tuvo dos grandes protagonistas: la tres veces campeona de Europa, Ruth Beitia, y la toresana Raquel Alvarez que consiguió una marca reservada tan sólo para la élite internacional y que en España tan solo habían superado en pista cubierta otras tres mujeres. Aquel salto válido sobre 1.90 permitió a Raquel Alvarez no sólo superar su marca personal que estaba en dos centímetros menos, sino también batir el récord absoluto de Castilla y León, y conseguir el billete para el Campeonato de Europa, primera gran cita del próximo verano a donde acudirá con el objetivo de conseguir la mínima para los Juegos Olímpicos de Río que está en 1.93.

No fue sencillo alcanzar ese título de subcampeona de España porque el 1.87 se resistió hasta el tercer intento y a punto estuvo de perder la posibilidad de lograr alguna medalla: "Fue un momento crítico porque tuve que saltar el 1.87 a la tercera. Pero yo estaba en mi mundo y estaba segura de que lo iba a saltar. No sentí una presión especial porque sabía cuáles habían sido los fallos anteriores, aunque sí es verdad que tuve algo de suerte", explicó la saltadora a este periódico.

Y el otro gran momento de la final del salto de altura celebrada en el nuevo pabellón de Gallur (Madrid) llegó en el 1.93 cuando Raquel ya se había quedado a solas con Ruth Beitia. La cántabra falló en los dos primeros intentos e incluso llegó a ponerse nerviosa: "Yo me repetía mentalmente que tenía que aprovechar esa situación porque estoy segura de que puedo pasar el 1.93. Era la mínima olímpica y estar con Beitia era un extra de motivación, pero con las ganas, a veces te pasas de rapidez. El mejor intento fue el segundo, y estuve a punto de lograrlo". Pero la cántabra, considerada la mejor atleta española de todos los tiempos, no falló a la tercera y no sólo superaría el 1.93 sino también el 1.98 que es la mejor marca mundial de la temporada y suponía su décimo quinto título nacional en pista cubierta. Por primera vez en nueve años, había en una final dos españolas por encima del 1.90.

No fue una casualidad, porque ese 1.90 tiene sus causas y era una meta totalmente consciente para Raquel Alvarez: "Esta marca ha llegado por la estabilidad general de que estoy disfrutando, tanto emocional como personal y física. Llevo un tiempo llevando una vida estable al tiempo que he controlado las lesiones y el peso. Ha sido fundamental el peso ya que este año he llegado más fina a los momentos claves de la temporada. Se ha conjuntado todo", y también le atribuye parte del éxito a su compañero de entrenamientos Diego Barranco, fallecido recientemente: "El nos dió una lección de vida, él nos convenció en que hay que pensar menos en marcas o en competir, y disfrutar más de la vida", continuó explicando la saltadora.

Iba a por ese 1.90 desde hace algún tiempo: "Era lo que quería hacer, iba a por ello. En el salto de altura influye mucho la confianza en ti misma, los entrenos habían sido buenos, y me dio confianza el empezar ya la temporada con buenas marcas. Me veía fuerte, ágil, porque también hemos cambiado cosas en los entrenamientos. Por otra parte, también mis rivales están saltando más. Había visto que Laura García y Cristina Ferrando lo habían logrado y por qué no podía conseguirlo también yo. Yo iba al Nacional a por el 1.90, la medalla me importaba menos. Incluso competí en el reunión de Madrid el fin de semana previo, algo que no suelo hacer, por tener una oportunidad más para lograrlo", continuó explicando la saltadora que tiene al entrenador en casa, Enrique Márquez, su compañero y principal apoyo en este brillante tramo de su carrera atlética: "Es una ventaja pero también a veces es complicado cuando tienes que negociar los entrenamientos. Yo siempre tiendo a querer más y él siempre me frena. De hecho nunca me he lesionado desde que me entrena él".